Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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Sarah Thornton: los más famosos creadores del Siglo XXI

Luego de su consagratorio libro Siete días en el mundo del arte, con el que logró brindar una afilada radiografía de un universo endogámico, con sus secretos y entretelones, la periodista canadiense Sarah Thornton vuelve a las librerías argentinas con "33 artistas en 3 actos", un compendio de cómo piensan, trabajan y se relacionan con sus pares algunos de los más famosos creadores del siglo XXI.
El grueso volumen de más de 400 páginas nace de la idea central de lo mucho que ha cambiado en las últimas décadas el status de artistas: "Ya no se los tipifica como marginales pobres que luchan por sobrevivir -dispara Thoorthon-; ahora son modelos de creatividad para los diseñadores de moda, las estrellas pop e incluso para los chefs".

"Este libro explora lo que significa ser, hoy, un artista profesional. Investiga cómo los artistas se mueven en el mundo y se explican a sí mismos. En el transcurso de cuatro años y viajando varios cientos de miles de millas aéreas pude entrevistar a 130 artistas. Algunos famosos y muchos artistas tesoneros e interesantes quedaron en el piso de la sala de montaje", anticipa la escritora publicada aquí por Edhasa.

Para que pasen este filtro, dice Thooorthon, "los artistas debían ser relevantes pero sus personas públicas también". No debe haber sido fácil borrar de un plumazo las horas y horas de charla con casi 100 artistas que la autora decidió no incluir en este volumen, aunque tal vez en algunos casos sí: "Recuerdo haberle formulado a un eminente fotógrafo, la pregunta motor de mi investigación: '¿Qué es un artista?'. El respondió: 'Un artista hace arte'".

"Mientras los pintores decimonónicos se preocupaban por la credibilidad, Marcel Duchamp, el abuelo del arte contemporáneo, convirtió la creencia en una preocupación central del arte. En 1917 proclamó que un mingitorio era una obra de arte, y la tituló 'La fuente'. Al hacerlo, afirmó el poder divino de todos los artistas de designar como arte cualquier cosa que se les ocurra", escribe una irreverente Thornton, quien entremezcla su mirada personal con irónicos comentarios y lúcidas intervenciones.

Por sus páginas desfilan, entre muchos otros, en sus casas, talleres, o en situaciones de lo más cotidianas, Jeff Koons, el chino Ai Weiwei, el enfant terrible del arte inglés Damien Hirst, el mexicano Gabriel Orozco, el italiano Maurizio Cattelan, Lena Dunham (de la serie Girls), Francis Alys, la fotógrafa Cindy Sherman, la serbia Marina Abramovic, quien hace poco visitó la Argentina para la Bienal de Performance, o Elmgreen & Dragset (la dupla que hace pocos meses mostró en el Malba dos pintores desempleados, de overol, pintando de blanco las paredes de la sala.

Este conjunto seleccionado de artistas son oriundos de catorce países de los cinco continentes, la mayoría, nacidos en las décadas de 1950 y 1960 y la autora bucea en sus más profundas creencias y pensamientos para dilucidar si son idealistas o materialistas, narcisistas o altruistas, solitarios o colaboradores.

"Ai Weiwei demuestra a las claras que la aceptación le importa un bledo", dice sobre el creador chino en constante conflicto con el gobierno de su país, mientras hilvana de su entrevista con Koons: "Sirve dos vasos de agua mientras yo le digo, con la mayor delicadeza posible, que estoy familiarizada con sus dichos y anécdotas preferidas y que por lo tanto sería grandioso que resistiera la tentación de reiterarlos y respondiera mis preguntas de la manera más directa posible".

El libro está plagado de guiños, que crean imaginarios diálogos -algunos un poco forzados- entre sus entrevistados, entonces, cuando, por ejemplo, el capítulo de Jeff Koons finaliza hablando de las cosas que está dispuesto a aceptar en su carrera, al siguiente capítulo comienza con Ai Weiwei hablando de lo que se rehúsa a aceptar; o en otro capítulos, cuando Koons afirma que nunca se ha sentido solo, al inicio del siguiente capítulo Ai Weiwei dice que "si nunca te has sentido solo, tendrías que hacerte activista".

"'Siempre pensé que si no me comportaba bien como artista ¡renacería como curador o decorador de interiores!', dice Elmgreen con una risa ronca entre una pitada y otra a su cigarrillo Prince, de marca danesa", relata Thornthon en el apartado dedicado a la dupla Elmgreen y Dragset, quienes se conocieron en un bar gay llamado After Dark en Copenhague en 1994, se hicieron amantes y un año después comenzaron a trabajar juntos.

En muchos casos, las intervenciones y descripciones de la escritora -licenciada en Historia del arte con un doctorado en Sociologí­a- adquieren modo de sorna: "Maurizio Cattelan mira por la ventanilla de un taxi en Nueva York, un brazo apoyado al viento. Está bronceado e impecablemente en forma gracias a su régimen de cien largos de pileta olímpica semanales. Lleva puesta un remera que dice 'Bien dotado como Einstein, inteligente como un caballo'".

Juntos viajan a ver la exposición "Maurizio Cattelan is dead", de dos artistas que pretenden rendir homenaje al artista que realizó la escultura "Esposa trofeo" una copia en cera del cuerpo real desnudo, de Stephanie Seymour, ex supermodelo, portada de 300 revistas, ex novia de Axel Rose y protagonista del video "November Rain" de los Guns N'Roses.

La serbia Marina Abramovic -quien causó sensación durante su visita a Buenos AIres- recibe a Thornton en en la cocina de su casa en Malden Bridge, en el Alto Manhattan, en una casa cuya planta tiene forma de estrella.

"Nuestra sociedad está al borde de perder su centro espiritual. Los artistas deberíamos ser el oxígeno de la sociedad. La función del artista en una sociedad perturbada es hacerla tomar conciencia del universo, formular las preguntas correctas, abrir los canales de concientización y elevar las mentes".

Fuente: Télam

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