El encuentro entre Bartolomé I y Francisco, durante el viaje que realizó a Tierra Santa el fin de semana pasado, recreó el abrazo que se dieron hace 50 años Pablo VI y el patriarca Atenágoras en 1964, después de un siglo de distanciamiento entre el oriente y el occidente cristiano.
El concilio de Nicea -hoy Izniki, 130 kilómetros al sudeste de Estambul- reunió en el año 325 a más de 300 obispos de Oriente y Occidente
"El diálogo para la unidad entre católicos y ortodoxos recomienza desde Jerusalén. En esta ciudad, en el próximo otoño se realizará la reunión de la Comisión mixta católico-ortodoxa, albergada por el patriarca greco-ortodoxo Teófilo III. Es un camino largo en el que todos deben empeñarse sin hipocresías", dijo Bartolomé en la entrevista difundida hoy.
El patriarca ecuménico dijo también que Jerusalén "es el lugar, la tierra del diálogo entre Dios y el hombre, el lugar donde se encarnó el Logos de Dios" y recordó que sus "predecesores, Athenágoras y Pablo VI han elegido este lugar para romper el silencio durante siglos entre las dos Iglesias hermanas".
"He caminado con mi hermano Francisco en esa Tierra Santa no con miedos o temores de Cleofás y Lucas en el camino hacia Emaús, sino inspirado por la viva esperanza como nos enseña Nuestro Señor", añadió.
El concilio de Nicea -hoy Izniki, 130 kilómetros al sudeste de Estambul- reunió en el año 325 a más de 300 obispos de Oriente y Occidente y está considerado como el primer verdadero concilio ecuménico.
Durante esa reunión, se constituyó el Credo, semejante al que se recita todavía hoy durante la liturgia, en el que afirman que Jesús comparte "la misma sustancia del Padre".
Fuente: Télam