La de ayer no fue una excursión cualquiera para los más de 100 alumnos que participaron del Día "D", una jornada organizada por el Ministerio de Salud para reforzar las tareas de prevención del dengue. Simples, directos y creativos, hasta los más pequeños diseñaron maquetas y grandes afiches escritos con felpas y letras trabajosas.
Para las autoridades sanitarias que encabezaron la jornada no hay mucho para festejar. Después de un año de relativa tranquilidad, el dengue vuelve a ser hoy una preocupación importante. Las noticias que llegan desde los países limítrofes son las que encienden la alarma, especialmente por la epidemia que padece Brasil y el aumento de casos en Bolivia.
En Tucumán, donde hace dos años se registró un brote de 2.000 casos, no se detectaron nuevos enfermos. "Brasil, con más de un millón de casos, es una presión epidemiológica", reconoció el ministro de Salud, Pablo Yedlin. Como es imposible cerrar fronteras e inevitable que algún tucumano se contagie en los países vecinos, la única forma de cercar al dengue es reduciendo la cantidad de Aedes.
El funcionario recordó que se trata de una patología para la cual no existen vacunas. "Seguimos dependiendo de algo tan básico como es la limpieza de las casas: revisar el jardín después de cada lluvia, tirar o voltear todos los recipientes que juntan agua; allí se crían mosquitos", insistió. La preocupación de las autoridades está bien fundada. Por primera vez se realizó un relevamiento para conocer la cantidad de Aedes aegypti que hay en diferentes sectores de la ciudad y cuál es el riesgo que existe en caso de un brote de dengue. "El riesgo es real. Las zonas de mayor peligro de contagio son las más pobladas", precisó.
Los ingenieros Walter Castellanos y Leonardo Gutiérrez Montini, a cargo de los relevamientos, explicaron que existe un riesgo medio, según el muestreo realizado en las dos zonas que registraron la mayor cantidad de casos en 2009: Aguas Corrientes y Villa 9 de Julio.
Las pruebas se hicieron al tomar muestras de recipientes que permiten analizar si se está ante criaderos reales y potenciales del Aedes. "En el primer estudio, hecho en setiembre, los índices fueron bajos. El último, hecho en octubre, aumentó a un riesgo medio. Esto se debe principalmente a los cambios climáticos: aumenta el calor y la lluvia y también los mosquitos", destacó Castellanos. "No podemos decir que estamos bien, hay que trabajar mucho para eliminar los criaderos", añadió. Los especialistas también midieron los índices de recipientes acumulados y concluyeron que es altísimo el nivel de cacharros en las casas.
Fuente:lagaceta.com.ar
