Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Se trata de la tensión entre el psicoanálisis, la lógica y la filosofía

En Pensar con los pies. El psicoanálisis como crítica de la razón kantiana, el psicoanalista y ensayista Eduardo Albornoz practica una indagación sobre el corpus desarrollado por el francés Jacques Lacan para revisar su crítica a las teorías de la conciencia, a la metafísica de la identidad y a las cosmovisiones totalizantes.
El libro, publicado por la casa Letra Viva en su colección Filosofía y Psicoanálisis, también puede entenderse como un camino para entender los últimos seminarios (de Lacan) y sus referencias a Kant, Descartes y Hegel.

Albornoz también es docente de grado en las materias Psicoanálisis Escuela Francesa y Metodología Psicoanalítica en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Pensar… es su primer libro.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
T : Pensar con los pies, si no me equivoco, es una expresión que Lacan usa en los Estados Unidos en una discusión con Noam Chomsky. Puedo estar equivocado. También creo que la usa para discutir a Descartes. En cualquier caso, ¿por qué la usaste para titular tu libro?
A : Es cierto. Y también, como indico en el prólogo, Lacan utiliza esa expresión en L'etourdit. Decidí el título Pensar con los pies porque presenta de un modo simple la oposición del psicoanálisis con la ilusión de la idea de Kant, que, por el contrario, supone que el pensar es algo que se resuelve con la cabeza. Descartes, tiene en cuenta el lugar desde el cual se piensa, por eso es que su objetivo fue delimitar un suelo firme, el cogito. El psicoanálisis critica estas posiciones. Es indiscutible que se piensa no sin (pas sans) la cabeza, pero el sujeto no es el amo de sus pensamientos. Esto quiere decir que el lugar desde el cual se piensa determina lo que es posible pensar, esto ya estaba claro para Hegel. Para Lacan el pensamiento es un afecto, esto quiere decir que es un pathos y que el cuerpo está implicado en él. El sujeto padece sus pensamientos, no es su agente, y eso no es una posición de doctrina, es una constatación clínica. Pensar… resume estas ideas, envía a un texto de Lacan e intenta, no sé con cuanto éxito, expresar la tensión entre el psicoanálisis, la lógica y la filosofía.

T : Si no hay metalenguaje, ¿cómo es posible practicar una crítica de la razón kantiana? ¿O es posible practicarla, precisamente porque no hay metalenguaje?
A : Es verdad, habría que callar. Hablar, decir algo, produce metalenguaje. Eso teniendo en cuenta lo que Lacan dice en el seminario XVI, que la esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras. Por esa razón, el psicoanálisis recurre a la topología y a las lógicas blandas, como un intento de impedir que se constituya el universo de discurso. Pero son intentos que fracasan si no se tiene en cuenta que el problema no se puede resolver formalmente. De todos modos hay un abismo entre la ilusión de un sujeto de la voluntad, que determina con su conciencia el contenido de sus pensamientos y de sus acciones, y un sujeto que se sabe histórico y dividido por el deseo, conflicto esencial que determina su estructura. Que no hay metalenguaje quiere decir que no tenemos una herramienta superior al lenguaje para dar cuenta de los hechos del lenguaje.

T : El imperativo categórico kantiano ¿también estaría en crisis, por decirlo así, si se lo lee desde el par Freud-Lacan? ¿Cómo es eso?
A : El imperativo categórico kantiano, obra de manera tal que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como principio de una legislación universal. Queda claro que se dirige, a un sujeto supuesto libre, que rige sus acciones por su voluntad. Un sujeto unificado. El psicoanálisis constata un sujeto que no puede impedirse tal o cual cosa, que decide no ir más por tal camino y lo toma. Es decir, alguien, cualquiera de nosotros, para quién lo que quiere y lo que desea no van siempre juntos, que puede no querer lo que desea y no desear lo que quiere. Alguien que no es uno, alguien escindido, que se representa como Uno en su yo (moi), pero el sujeto no es el yo y aparece, en su división, a cada momento en los síntomas, en los sueños, en los fallidos. El psicoanálisis propone atender, indagar esa división que es estructural. Esa es su ética.

T : ¿Y cómo entender Kant con Sade una vez despejados esos asuntos?
A : Kant con Sade es otra genialidad de Lacan. Kant presenta con su imperativo categórico la virtud de la norma (lo ventajoso que sería que todos obremos teniendo en cuenta el universal) pero Sade viene a presentar como desde un universal puede armarse un escenario completamente diferente. Sade da la verdad de Kant (que no basta regirse sólo por el universal, que la ley pareja no necesariamente constituye un ideal, todo lo contrario) pero Kant da la verdad de Sade. El psicoanálisis rescata la virtud de la excepción, sin rechazar las virtudes de la norma. Es muy sencillo, hay que pensar cada vez, la norma y la excepción, eso no se puede eludir.

T : Finalmente, ¿qué entender por lógicas conjeturales o paradojales para estudiar a Lacan, si es que el sintagma no hay universo de discurso quiere decir que no lo hay para la operación analítica?
A : En primer lugar, el psicoanálisis es algo que se practica en lengua vulgar, y la erudición no es su condición necesaria. Lacan lo aclaró cada vez que tuvo oportunidad. El sintagma, que proviene de la lógica, le viene al psicoanálisis como anillo al dedo, en tanto el psicoanálisis cuestiona la posibilidad de dar cuenta del todo (la ilusión de dominio del yo, la idea de que podemos capturar el ser con el pensamiento). Ahora bien, ¿cómo se las arregla cada cual con esa imposibilidad? Es algo que Lacan despliega valiéndose de las leyes de De Morgan. Así, el pensar y el ser son puestos en disyunción mediante esas leyes.

Fuente: Télam

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