Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Si hay experiencia hay niño; y si hay niño hay sujeto

En Los niños y la literatura infantil, la psicoanalista Liora Stavchansky apuesta menos a una aplicación del psicoanálisis sobre los cuentos de hadas que a una lectura estructural de los mismos que se haga eco de los conceptos fundamentales de esa práctica, tomando al niño como sujeto.
El libro, publicado por la editorial Letra Viva en su colección Debate y Transmisión, cuenta con un prólogo del también psicoanalista y escritor Luciano Lutereau.

Stavchansky es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de México y magister en Teoría Psicoanalítica; también es magister en estudios de literatura infantil por la Universidad de Warwick, Inglaterra.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : Los niños y la literatura infantil es una edición (corregida y ampliada) en Argentina de su libro Entre hadas y duendes (2011), publicado en México y agotado hace unos años, ¿cómo surgió el proyecto de volver a publicar el libro en un contexto diferente?
S : Los niños y la literatura infantil es una edición nueva de Entre hadas y duendes: infancia, psicoanálisis y escritura. Hace un par de años este texto se agotó (en México) y la editorial ya no tuvo los recursos para volverlo a imprimir. Sin embargo, ha habido muchos interesados en el libro, por lo que decidí buscar una editorial a la que le interesara. Al conversar con Luciano Lutereau, se nos ocurrió publicarlo en Argentina, teniendo el prólogo a su cargo. Al editor de Letra Viva le pareció un tema original y sobre el cual había poco publicado, entonces prosperó el proyecto como tal.

T : El tema de los llamados cuentos de hadas ha estado rodeado de oscuridad durante años. Luego del libro de Bruno Bettelheim (traducido como Psicoanálisis de cuentos de hadas) no hubo intentos de aproximarse a la cuestión, ¿por qué volver a escribir sobre un tema tan específico?
S : El libro de Bettelheim es un buen intento para vincular el psicoanálisis y los cuentos. Me parece que la primera parte, donde hace su propuesta teórica, es bastante buena; sin embargo, la manera en que aborda los cuentos de hadas es -a mi gusto- pobre. Se torna una especie de aplicación del psicoanálisis a los cuentos según momentos de desarrollo de los niños. Cuando se trata de los cuentos de hadas y el psicoanálisis, debemos tener mucho cuidado en no caer en esta especie de aplicación a la literatura (o al arte). De ser así forzamos a encajar conceptos a los cuentos, dando respuestas y categorías a padres y niños. De esta forma pierde el psicoanálisis y los cuentos, porque no se trata tanto de interpretar los cuentos, sino de esclarecer el psicoanálisis a través de ellos. Este es mi método.

T : Por cierto, el libro tiene un método notorio: no se propone un psicoanálisis aplicado, sino que utiliza los cuentos de hadas para explorar lo infantil tal como el psicoanálisis lo entiende, ¿en qué sentido entiende las diferencias entre niño e infancia?
S : Los niños… tiene otra mirada. Una mirada estructural para articular el psicoanálisis y los cuentos. Es decir, al no ser una aplicación, se convierte en un texto que propone otro orden para pensar y leer ciertas nociones teóricas del psicoanálisis lacaniano con fragmentos literarios (cuentos de hadas victorianos) y la experiencia de la infancia. Si hay experiencia hay niño, y si hay niño hay sujeto. Este es el eje conductor del libro. Ahí radica la diferencia con otros libros que relacionan el psicoanálisis y la literatura infantil. Este tiene un ordenamiento diferente para aproximarse a las cuestiones de la infancia y el psicoanálisis de Freud y Lacan. Así, invita a pensar al niño no según etapas de desarrollo, sino como una posición subjetiva a partir de la experiencia y la historia, de la que tanto el psicoanálisis como los cuentos de hadas dan cuenta. Desde el psicoanálisis lacaniano, la fusión del sujeto con la palabra se condensa en la imposibilidad de expresarlo todo, ahí yace lo infantil del lenguaje y el significado mismo de la infancia. En este sentido, el hombre se reconoce como un niño incapaz (o inocente) de pronunciarlo todo. Toda historia, es mítica y re-escrita porque remite a la infancia, y su función es la de ocultar un vacío; una ausencia de sentido que condiciona la permanente movilidad del deseo y su placer. Cada sujeto es presa de lo indecible propio, puesto que la realidad comienza ahí donde habita un silencio.

T : Pensemos una cuestión de actualidad, dado que en nuestro tiempo vemos asomar constantemente campañas para incentivar la lectura o contactar a los niños con la literatura, ¿considera usted que los cuentos de hadas siguen siendo un recurso privilegiado?
S : La literatura siempre será un recurso privilegiado. Un recurso no sólo para incentivar la lectura en los niños. Esta sería la mirada pedagógica y psicológica del asunto. Me parece que es en la literatura donde se enlaza la infancia con el lenguaje, puesto que el no saber es uno de los puntos centrales del encuentro de la subjetividad con la literatura infantil, porque desde este lugar estructural es donde se debe situar el no saber del niño, cuando se enfrenta al sentido de toda historia que lee o descifra; él no sabe desde cuál lugar y de qué manera es incluido en la madeja de palabras para inscribir una marca propia que se llama deseo (Tragedia de Edipo Rey - Sófocles; el complejo de Edipo - Freud). Como nos diría Freud, el niño está ligado con el deseo, porque ese vacío inaccesible que habita al hombre en tanto falta, tomando en cuenta que eso que lo habita y que lo sostiene es una ausencia arrebata. De esta manera, la literatura infantil se compara con la experiencia del niño (subjetiva); ambas son una ventana y un pasaje a otra dimensión: el inconsciente. Puedo subrayar que la literatura es la estructura misma donde cada niño (o adulto) anuda su experiencia y su posición frente al mundo.

T : Además de este libro, se acaba de publicar también Bordes de lo infantil, que recoge una decena de artículos de los últimos años, ¿hacia qué tópico se dirige su pensamiento en este tiempo más reciente?
S : Mi interés está en la infancia, los niños y lo infantil. Todas estas nociones no sin el psicoanálisis y la clínica. Bordes de lo infantil, otro libro que también prologa Lutereau, es el resultado de mi pensamiento y de mi escucha en el trabajo con niños estos últimos años. Hablar del propio trabajo es complejo, uno (el yo) es un dechado de buenas intenciones, que a veces desconoce su verdadera determinación. Por eso prefiero concluir con un breve fragmento donde Lutereau condensa el efecto de su lectura: Interrogar el origen de la infancia no es preguntar por su génesis. Esto nos devolvería al anhelo cronológico. En todo caso, se trata de especificar sus aristas, de bordear sus destellos […]. La infancia se caracteriza por cierta insistencia. Los niños piden una y otra vez que se les cuenten los mismos cuentos. En este sentido, Bordes… es un conjunto de ensayos que resaltan una nueva (u otra) forma de pensar el trabajo psicoanalítico con niños. Se trata de una propuesta que se sustrae, no sólo a la psicología y la psicoterapia, sino también a las categorías diagnósticas y conceptos del psicoanálisis posfreudiano. Es un texto que se construye con preguntas y que apuesta a pensar al niño, al síntoma y a la estructura familiar de otra manera, es decir, pensar esta clínica del lado del deseo y de la experiencia subjetiva del niño.

Fuente: Télam

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