Todos los días, miles de personas salen a la calle reclamando hacer valer sus derechos, pero este reclamo justo, no es escuchado.
Inevitablemente la desesperación de los trabajadores, o los que reclaman empleo termina en un pedido violento que es apaleado por una represión.
Hasta qué punto debemos los ciudadanos de esta Argentina “democrática” salir a reclamar algo que nos pertenece, si en ese reclamo perdemos la dignidad, la cordura o en el peor de los casos la vida.
Porque tanta indiferencia ante derechos constitucionales como la libertad de expresión y la igualdad social, si son pilares fundamentales que nos definen ciudadanos? o “es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura o esta fuera de la ley?”
Es evidente que no hay tiempo para pensar en la desesperación de los que luchan y en lo difícil que es sobrevivir o mantener una familia cuando los sueldos, además de ser bajos son pagados con meses de retraso. Entonces, salir a pedir que se nos escuche nos convierte en indisciplinados a los ojos de los que comen todos los días y en héroes a los ojos de los que se alimentan solo de sus ilusiones.
Hasta cuándo hay que esperar que se escuchen los reclamos de la clase trabajadora, los que parecen sentir que “el que no llora no mama y el que no afana es un gil”.