Cuando Matías llegó sin pedir perrmiso, César Rubinet, de 28 años y esposo de Vanesa, había salido a hacer unas compras. Los dos se turnan para atender una panadería. “Fue de repente. Mi marido se había ido a hacer unas cosas y yo me quedé en casa con Agustín”, relata ella.
La función principal de Agustín fue tranquilizar a su madre, preguntar que estuviera todo bien. También llamó a una ambulancia y a una tía de Vanesa que llegó para terminar con el parto y cortar el cordón umbilical.
“Le dije: ‘Agus, acompañame al baño’. Y él como un señor me agarró de la mano y fue en silencio despejando el camino al baño. La cuestión es que todo se aceleró y en un momento me encontré haciendo ejercicios de parto. Ahí fue cuando Agus se asustó un poquito. Pero justo llegó mi tía para terminar de ayudar”, explica Vanesa.
Agustín se transformó casi un héroe con sólo recibir por adelantado uno de sus regalos de cumpleaños. Además, el y su hermano ganaron lo que será una de las mejores anécdotas de sobremesa.
Fuente: minutouno.com.ar