Por otro lado, pero en el mismo lugar, Antonio Berrondo, un ciudadano común, se encadenó junto a su mujer y siete hijos, para pedir por una solución habitacional, problema que lo aqueja desde hace tiempo, sin poder hacer nada. Más allá, los policías cesanteados, levantaron la huelga de hambre que sostenían hasta ayer, pero no se irán hasta conseguir alguna respuesta.
También un jubilado Sanitarista Antonio Vega, que hasta ahora no percibió sus habers en distintos conceptos, quiere conocer al gobernador y permanece en la improvisada sala de espera. Pero la circunstancias electorales por la que pasa la provincia, hace suponer que todos estos reclamos, serán atendidos por quién corresponda, cuando sea lunes otra vez
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