El 17 de febrero fue acribillado de cuatro balazos el teniente Aldo Garrido (62), cuando trató de frustrar un asalto a un comercio de la zona céntrica de San Isidro que fue cometido por una pareja, luego detenida.
Los vecinos de la localidad lloraron su muerte, no dejaron de prodigarle halagos por ser un buen hombre, servicial y siempre pendiente del cuidado de su gente. Hubo lágrimas y aplausos en su velatorio y posterior funeral. Se detuvo a tres personas en la localidad bonaerense de Pablo Podestá, según confirmaba el entonces jefe de la Policía bonaerense, superintendente Daniel Salcedo.
El 19 de febrero, Salcedo presentó su renuncia y su lugar fue ocupado por el superintendente Juan Carlos Paggi quien declaraba que buscará “neutralizar los factores de riesgo”.
Al día siguiente (viernes 20), fue asesinado el sargento Leonardo Melizza (27) cuando tras un llamado al 911 fue con otros policías a un asentamiento de Villa Maipú, en el partido de San Martín, y fue baleado por delincuentes en medio de un tiroteo. Era su primer día de servicio. Cinco personas fueron detenidas por el hecho.
Este miércoles 25 de febrero, Claudio Santillán (47) murió y otros tres policías resultaron heridos al enfrentarse a tiros con un grupo de delincuentes en el partido bonaerense de Quilmes. El subteniente llevaba 21 años de servicio en la Fuerza policial.
Un vecino del lugar del hecho describió que en el tiroteo, que
se originó frente a una casa donde venden drogas, se efectuaron
unos "cien disparos".
Ante la seguidilla de hechos, Paggi manifestó su preocupación. "Yo lo atribuyo a la entrega cotidiana que realiza el personal policial y prueba de ello son los fallecidos que tenemos", expresó a la prensa el jefe de la fuerza y dijo que buscará hacer justicia por cada caso. Mientras tanto, las calles siguen en manos de los delincuentes que provocan que azotan los barrios y provocan el miedo en la gente.
Por Claudia Seta
Fuente/ 26noticias.com.ar