La operación realizada hace 25 años con los brokers de Nueva York en "La hoguera de las vanidades" se repite en "Bloody Miami": cientos de entrevistas -desde el alcalde al jefe de Policía, pasando por periodistas, antropólogos y artistas hasta médiums- para dar forma a una ficción que surge del realismo.
En este caso, una ciudad donde los que ostentan el poder son políticos cubanos, policías negros, mafiosos rusos o marginales haitianos y donde no hay nada más raro que un ´wasp´ -blanco anglosajón protestante- como el que abre la historia.
"Miami es la única ciudad de América y quizá del mundo donde una población llegada de otro país, con otra cultura y con otra lengua, se adueñó del territorio en sólo una generación, demostrándolo en las urnas y el ejercicio del poder", asegura el escritor.
Ese ´wasp´ es Ed Toping, un editor snob -probablemente su alter ego- que acaba de arribar desde Chicago para reconvertir al Miami Herald en un periódico exclusivamente digital y lanzar el Nuevo Herald para las masas latinas; y ése escenario será el centro de la diáspora de personajes con que el escritor retrata este soleado sur de marcados contrastes.
Wolfe recorrió islas, mares y distritos miamenses: visitó Litlle Haití de la mano de un neurocirujano; montó un yate ultraliviano preparado para competir en las regatas de Biscayne famosas por sus orgías; o monitoreó la costa en una lancha rápida de la Patrulla Marina "destapando un Miami invisible de otro modo", explica en el libro.
Con precisión periodística Wolfe retoma sus obsesiones y arma un mapa de la ciudad según etnias y clases -la Pequeña Habana puede ser la ´Hialeah´ de inmigrantes que vuelcan un odio atávico contra el hermano que arresta a uno de los suyos-; vuelve sobre miserias y vanidades en una residencia para adultos activos; o sobre los charlatanes del arte con Miami Art Basel de fondo.
Este dandi sureño de excéntrica elegancia -nació en Richmond, Virginia, en 1931 y basta verlo en sus blancos trajes de lino en verano o tweed en invierno, coronado con diáfanos sombreros de cowboy- atrapa al lector, además, desde la frescura y credibilidad con que construye la psicología de sus personajes.
Ahí están Néstor Camacho, el policía veinteañero segunda generación cubanoamericana que habla mejor inglés que castellano; y John Smith, el joven periodista que busca la exclusiva que lo catapulte a la fama, quienes le ayudan a tejer el fresco de situaciones explosivas que conforman "Bloody Miami".
El abanico se completa con un advenedizo psicólogo que usa a un paciente/cliente multimillonario -adicto a la masturbación- para escalar socialmente, haciendo que lo lleve a sus exclusivas fiestas; o la joven y bella Magdalena que recela de su cubana madre, "santera" e "ignorante".
Familia, pareja, etnias, corrupción… Wolfe una vez más desmenuza pretensiones de estatus social, provoca a todos y reescribe la historia estadounidense al son de la novela social de su admirado Balzac; con una acertada traducción de Benito Gómez para los hispanohablantes.
Entre sus obras de no ficción cuentan "El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron" que editó Tusquets y "Hooking Up", de Ediciones B; "Ponche de ácido lisérgico", "La Banda de la Casa de la Bomba y otras crónicas de la Era Pop", "La izquierda exquisita & Mau-Mauando al parachoques", de Anagrama.
"El nuevo periodismo", "La palabra pintada, ¿Quién teme al Bauhaus feroz? ", "Lo que hay que tener (Elegidos para la gloria)", "En nuestro tiempo" y "Las décadas púrpura", también de Anagrama, completan su bibliografía en español.
Fuente: Télam