Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Un crimen vinculado a las grandes corporaciones transnacionales

La novela Cobayos Criollos, de Flaminia Ocampo, plantea la resolución de un crimen pero en un contexto global donde desde hace tiempo se enseñorean las injusticias sociales, la impunidad, un escenario en el que siempre los más débiles son usados como carne de cañón de las grandes corporaciones transnacionales.
En el prólogo del libro -publicado por Aquilina en la colección Negro Absoluto- el avezado escritor del género, Juan Sasturain, pondera "el excelente relato policial sostenido con recursos genuinos", pero además subraya "el testimonio puntual y documentado de ciertas prácticas oscuras en el universo de la industria farmacéutica transnacional, vinculada a la experimentación de drogas cada vez más sofisticadas dentro del recetario psiquiátrico".

"Le debemos mucho a los laboratorios farmacéuticos pero también los laboratorios nos deben los billones de dólares que recolectan entre todos ellos, usando nuestros cuerpos para vender sus a veces innecesarios productos. Pero los necesarios, que representen por ejemplo una clara mejorí­a para enfermedades neurológicas degenerativas como Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, no existen", subraya Ocampo (Roma, 1957), autora entre otros libros de las novelas "Siete vidas" y "Un amor antiguo", en una entrevista con Télam desde Nueva York, donde vive.

En la novela saber la identidad del asesino queda en un segundo plano para dejar paso al submundo de los negocios farmacéuticos, un crimen organizado con muchas ví­ctimas ¿Tuvo esa percepción?
Sí­, totalmente acerca del segundo plano de la identidad del asesino. Tuve desde el principio muy claro quién iba a ser culpable del crimen, pero me interesaba más mostrar quién era la asesinada, qué hací­a y qué significaba lo que estaba haciendo para cantidad de gente vulnerable.

Ese costado social que adquiere dimensiones transnacionales ¿no hace cada dí­a más difí­cil la labor de la Justicia?
Supongo que se refiere a cómo los intereses polí­ticos o económicos no ayudan a la resolución de un crimen y cómo no tenemos casi recursos para oponernos a lo que esos poderes hacen con nosotros. El resultado evidentemente es la corrupción de la Justicia.

¿El titulo de libro 'Cobayos criollos' es pura fantasí­a, o es una realidad?
Fue una fantasía basada en la realidad. En el mundo de los laboratorios hay cantidad de cobayos humanos de distintas nacionalidades a quienes les debemos desde ya cierto agradecimiento. Mucha gente con una enfermedad sin tratamiento o cura quiere ser un cobayo porque es su única esperanza de mejorí­a. Por lo tanto es difí­cil saber dónde está o no está la ética del asunto.

Las novelas policiales siempre tienen un lado ético, empezando por el hecho de que a la gran mayorí­a no nos gusta que los crí­menes queden impunes. Me pregunté cómo serí­a utilizar el cobayo argentino y pensé, para mostrar esa idea, utilizar cobayos frágiles psicológicamente y ponerlos en esos tí­picos eventos con el barniz de lo glamoroso que sirven para la promoción de productos, sobre todo en el mundo de la moda o de las marcas de lujo, pero en este caso lo trasladé a los antidepresivos. Como ya de por sí­ eso era medio raro hice que la mezcla de los participantes también fuera rara. Y creo que de ahí­ viene la sensación de impunidad, de amenaza social. Las cosas a las cuales podemos participar con entusiasmo y convicción sin siquiera darnos cuenta de lo que están haciendo con nosotros.

La resolución del caso adquiere por momentos un tono irónico, como si los hechos correspondieran más a una comedia de enredos ¿un recurso para agudizar ese cuadro de costumbres que apunta Sasturain en el prólogo?
La ironí­a, la comedia de enredos, fue un poco para equilibrar el tema de fondo. Y por supuesto, hay un estrato social que se presta bien para el humor.

En ese sentido, la detective -una argentina nativa que vive en Nueva York- apunta a descubrir al asesino, pero también descubre una ciudad donde el dato identitario está presente en muchos comentarios ¿Fue algo buscado adrede?
Intenté hacer una detective que quiere sentirse a toda costa argentina, pero también mostrar por qué nadie la acepta como tal. Hacer que no corresponda ni en lo bueno ni en lo malo al estereotipo del argentino. Por ejemplo, la hice muy antipática porque la simpatí­a en general es un rasgo que tenemos. Los extranjeros siempre me comentan qué simpáticos y amables somos los argentinos (cuando digo esto ahora entre argentinos, siempre hay alguien que agrega que lo éramos pero ya no lo somos, y esa forma de nostalgia ante lo supuestamente perdido es también muy argentina). Por lo tanto fui creando una identidad para esta detective opuesta a las estereotipadas identidades nuestras.

Leo en una de las solapas que recibió una mención del Premio Dashiell Hammett de Novela Policial del Rí­o de la Plata en 1992 ¿En su obra qué lugar ocupa el género policial?
La mención del premio Dashiell Hammet, que era una recomendación del jurado, la obtuve con una novela que nunca publiqué. Curiosamente las tres novelas que recibieron menciones tení­an como tema central el crimen, pero no sentí­ ganas de publicarlas (ni siquiera la que fue finalista del premio Clarí­n que probablemente es la mejor). Siempre pienso que algún dí­a voy a mejorarlas. "Cobayos Criollos" estuvo bastante tiempo en un cajón. La sacaba de tanto en tanto cuando aparecí­a alguna novedad en el mundo de los laboratorios. Mi primera novela "Siete Vidas" es acerca de un hombre que justifica de un modo psicopático por qué mató a su esposa, pero no corresponde exactamente al género policial.

¿Podrí­a mencionarme algunos autores que le gusten del policial de nuestros dí­as?
Por supuesto en la colección Negro Absoluto (que dirige Sasturain) hay muchos autores argentinos que me gustan. El policial fantástico y apocalí­ptico de Ricardo Romero, o la graciosa detective de religión judí­a (y menciono la religión porque es importante en la construcción del personaje) en las novelas de Marí­a Inés Krimer, pero quizás sea un poco tendencioso nombrar a estos autores considerando que mi libro es del mismo sello editorial.

Igual, como leo casi todos los libros que publican, tengo favoritos como Elvio Gandolfo y Gabriel Sosa (que escriben juntos en esta colección), Leonardo Oyola y Osvaldo Aguirre. La última novela policial que no pertenece a ese sello y leí­ con placer por su capacidad reflexiva fue la de Solange Camauer, Sabidurí­a elemental, ya el tí­tulo dice mucho. Además siempre me atraen las novelas donde matan a escritores.

Crí­menes imperceptibles de Guillermo Martí­nez por su estructura basada en las matemáticas es un gran logro en el género, ya Acerca de Roderer me habí­a parecido un hallazgo literario por su atmósfera de suspenso sin ser un policial. Plata quemada de Ricardo Piglia me parece una obra maestra por su mezcla del hecho policial en la realidad con la construcción de personajes y diálogos. Y de los extranjeros, si tuviera que elegir un sólo nombre, Patricia Highsmith.

Fuente: Télam

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