Catamarca
Miercoles 24 de Abril de 2024
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Un dispositivo para el tratamiento de las urgencias subjetivas

En Datus, la psicoanalista Inés Sotelo despliega las razones y la operación que cumple el dispositivo analítico para el tratamiento de las urgencias subjetivas, que la especialista y un grupo de colegas se encuentra activando en algunos hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires, con resonancia ya en otras provincias.
El libro, prologado por el presidente de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), Miquel Bassols, y con una ilustración de portada que reproduce un acrílico de Gustavo Lichinchi, está publicado por la editorial Grama.

Sotelo está doctorada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde también es docente. Es psicoanalista miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : ¿Podrás explicar o mejor, ampliar, el concepto que encierra la sigla DATUS, cómo y dónde opera?
IS : Datus, Dispositivo Analitico para el Tratamiento de las Urgencias Subjetivas, cifra lo nodal de mi tesis de doctorado, hoy devenido libro. Se trata de la invención de un espacio de alojamiento de las urgencias, entendidas desde el paradigma psicoanalítico. Mi hipótesis es que toda consulta tiene un punto de urgencia que habrá que localizar; me desprendo así de la emergencia médica, del riesgo, de la espectacularidad de las presentaciones en la guardia, para localizar la urgencia en la intimidad de aquel que atraviesa un momento de crisis, de cambio, de ruptura, y que puede manifestarse desde una excitación psicomotriz al sufrimiento silencioso del pensar obsesivo.

Freud decía quiebre de la homeostasis con que la vida transcurría, que encuentra al sujeto sin las armas o herramientas con las que contaba para salir adelante solo, por lo cual pide ayuda, o se hace traer al hospital, consultorio, guardia…
Si todo hecho es un hecho de discurso, como afirmaba Lacan, se tratará de leer este acontecimiento que es del orden del sinsentido para el paciente, abriendo un espacio para que algo del orden del relato comience a desplegarse. Apostando así a la torsión de una urgencia generalizable, descriptiva a una subjetivación de la misma.

Suelo dar el ejemplo de aquel que llegó diciendo tengo insomnio y luego de algunas entrevistas conducidas por un psicoanalista pudo formular la paternidad me quita el sueño, pasaje de una categoría descriptiva, como es el insomnio a la singularidad del sufrimiento.

Datus es un artificio construido, dispuesto para alojar la singularidad del sufrimiento humano estructurado como un mensaje. Es una invitación a ponerlo en práctica en hospitales y espacios de salud.

T : Entiendo que es un dispositivo que funciona, en primera instancia, en hospitales públicos. Pero ¿desde cuándo, y qué acontecimientos dispararon su creación?
S : Datus está comenzando a cobrar vida en algunas experiencias aisladas en ámbitos hospitalarios. Esta tesis de doctorado y este libro son una formalización de múltiples trabajos de investigación: en la Universidad, desde 1996, dicto Clínica de la Urgencia en la Carrera de Psicología de la UBA, con investigaciones UBACyt en el tema. Debo mencionar a PAUSA, dispositivo de asistencia de las urgencias subjetivas creado por la Fundación Casa del Campo Freudiano, la Escuela de Orientación Lacaniana y el Instituto Clínico de Buenos Aires, bajo la dirección de Ricardo Seldes; es una experiencia crucial de intervención en urgencia desde la perspectiva de la orientación lacaniana; al hospital de San Isidro, cuyo Jefe de Servicio de Salud Mental es Guillermo Belaga, quien me acompaña en la dirección de estos proyectos de investigación, que también ha desarrollado un dispositivo con estas características.

En lo personal, la experiencia como jefa de residentes en el año 1990, en que se creaban las primeras residencias para psicólogos en 5 hospitales la ciudad de Buenos Aires, me condujo a pensar cuál sería el lugar del psicoanalista en la guardia, espacio que debía ser ocupado por los residentes. La creación de un espacio de alojamiento para los damnificados de Cromagnon, ha sido también una experiencia fuerte para los psicoanalistas que desde la cátedra participamos intentando alojar lo que aconteciera, sin la perspectiva de evitar la aparición del trauma.

T : ¿Cómo trata el equipo a tu cargo (o vos y tus colegas) esa contradicción entre el carácter universalizante de la institución y una clínica, la psicoanalítica, que se orienta uno por uno?
S : Ese será el gran desafío, la tensión que nos atraviesa vez a vez. El bien del sujeto suele ser el camino más tentador y equívoco de intervención. Lacan decía que las peores aberraciones suelen cometerse cuando el médico o el terapeuta deciden cual es el bien para el paciente. Nuestra práctica se sostiene en el bien decir del sujeto, el pasaje de los dichos al decir, de los enunciados a la enunciación.

Las categorías suelen aliviar, nombran el sinsentido que habita al sujeto, y se requiere de un trabajo decidido del analista, para acompañar esa torsión: del anónimo soy alcohólico, como si eso le fuera ajeno, al tomo desde que murió mi hijo, por ejemplo; entonces, esa pulsión comienza a ligarse con un duelo, con una satisfacción excesiva, y dejan de ser anónimos.

T : ¿Cuál es la singularidad de la urgencia, si es que esta pregunta está bien construida?
S : La urgencia tiene una dimensión generalizable, clasificable, descripta en manuales de psiquiatría y tratable con determinada eficacia a través de protocolos médicos o farmacológicos. Pensemos en la época, de incertidumbre fabricada, como la llama (Anthony) Giddens, tiempos violentos, de miedo, duda, sospecha. El motivo de consulta más frecuente en las guardias es el llamado ataque de pánico, episodios de angustia que ya describió Freud hace un siglo pero que en nuestros días, toma las dos palabras más nombradas en los noticieros: ataque y pánico, y se los eleva a la categoría de trastorno.

El encuentro contingente con un psicoanalista en la urgencia, posibilita que ese acontecimiento que irrumpe tenga otra lectura, acompañando al paciente a ponerle palabras a aquello que aparece como fuera de sentido; a ligarlo con otros acontecimientos de su vida y finalmente a construir alguna hipótesis, que aunque provisional, permita localizar la subjetivación de la urgencia. Pasaje de la urgencia generalizable a la urgencia subjetiva. Ese suele ser el indicador de que la urgencia ha concluido, pudiendo dejar allí el trabajo o iniciando en consultorios externos un nuevo trabajo analítico. La clave será que ese tratamiento singular de la urgencia deje marca, toque al sujeto en aquello que le es más propio, allí radica su eficacia. El paciente ya no volverá a la guardia como alguien inadvertido de lo que le acontece.

Esto evitaría el efecto de guardia como puerta giratoria, donde los pacientes salen y vuelven a la guardia cuando se les acaba la medicación. Este problema de las guardias en Salud Mental se presenta en muchos países de Europa y América, según las investigaciones científicas: da cuenta de la particularidad del síntoma psíquico, que no se aviene fácilmente al tratamiento médico, no es domesticable, teniendo la sugestión un efecto ilusorio, provisorio. El ansiolítico alivia la ansiedad pero no cura de la causa, de aquello que lo produjo: el desamor, el duelo, la pérdida, etc.

T : ¿Cuáles son los fenómenos urgentes que aparecen con mayor frecuencia en la clínica de la urgencia, y a qué formación discursiva, a tu jucio, habría que adjudicarlos?
S : Las coordenadas actuales de la urgencia, desde la perspectiva de algunos pensadores contemporáneos, permiten aproximarse al modo en que esta problemática se entrama en la época. Los profesionales entrevistados coinciden en la complejidad de las consultas que reciben en las guardias: sujetos atravesados por la época cuyo padecimiento, que muchas veces excede lo psíquico, parece estar determinado por múltiples variables, como lo social, lo económico, lo institucional, lo orgánico, lo legal.

En las investigaciones, los fenómenos más frecuentes han sido los llamados trastornos de ansiedad, descompensaciones psicóticas. Es destacable el incremento de adicciones y de la violencia, aunque no se presentan como motivo de consulta.

T : ¿Es posible pensar una nueva psicología de las masas (o un plus a ese trabajo) a partir de las coordenadas que organizaron tu trabajo? Si es posible, ¿podrías explicarlo?
S : Podemos afirmar que hay una relación íntima entre la presentación clínica de la urgencia y la época. Los acontecimientos sociales de fines de siglo XX y principios del XXI, tienen su correlato con las presentaciones clínicas actuales, lo cual exige de nuevas investigaciones en ese campo. Sin embargo, ya se encontraban referencias en Freud acerca de la relación de los hombres con una sociedad que a través de sus exigencias e imperativos conduce al malestar. En El malestar en la cultura se propone pensar sobre dos programas: el de la felicidad y el de la culpa, siendo el primero una de las promesas imperativas de la época. Al hablar del imperativo kantiano, Tú debes actuar, Lacan acerca el concepto de programa como un imperativo universal (para todos), programa de civilización que para Freud estaba ligado a la figura del superyó. Lacan reitera el lazo indisoluble que existe entre la urgencia subjetiva y el psicoanálisis en tanto se funda en aquello que al hablanteser se le hace presente como lo imposible de simbolizar, aquello que sobrepasa lo que su palabra puede nombrar, es decir, se funda en aquello que Lacan llamó el traumatismo -troumatisme.

¿De qué respuestas dispone el sujeto frente a irrupción de lo real?
Los tiempos de Freud, del mito de Totem y Tabú, eran tiempos de consistencia del Otro, consistencia del Padre, eran tiempos, sostiene Graciela Brodsky, en que padres, dioses y estados ocupaban su lugar para poner orden en los goces y en los cuerpos, la violencia podía ejercerse en nombre de una supuesta libertad que los amos de turno arrebataban. El Edipo, por ejemplo, no es otra cosa. En la actualidad, la caída de la autoridad en Occidente hace proliferar el control allí donde antes regía una ley… la misma paradoja que Lacan extrae de Karamazov: cuando la ley no está en ningún lado, el control ciego y las reglas proliferan por doquier (Brodsky, 2009); el incremento del control tendrá su correlato en el aumento de la violencia. En tiempos actuales, tal como lo vemos en escuelas y hogares, tiempos del Otro que no existe, tiempos del Padre degradado, la caída de los mitos y los grandes relatos tienen su correlato en el sinsentido: aquellas ficciones cubrían lo real. Nuevas formas del malestar, nuevos desafíos para el psicoanalista que debe, vez a vez, reinventar el psicoanálisis, no sin transitar sus propias urgencias.

Fuente: Télam

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