Catamarca
Miercoles 24 de Abril de 2024
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Un espectáculo perfomático que mostró la calidad de los diseñadores argentinos

En "Fábrica de lo sensible", un espectáculo performático que conjugó en el Centro Cultural Kirchner (CCK) un relato interdisciplinario sobre la producción de símbolos, el sector diseño del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA) supo sortear sus prendas entre bailes y música, y reveló la puja de una industria local de calidad, alejada de modelos establecidos, con identidad regional.
"Al principio fue el indio… Por él fueron hechas las telas", recitaba Gabo Ferro al comienzo de la puesta escenógrafica en la Ballena Azul del CCK, mientras el escenario reunía a más de 20 perfomers, con cuerpos pintados, objetos artesanales, collares, lanas, vestidos y otras representaciones vinculadas a lo más originario del suelo argentino.

"La apropiación torpe de la cultura imitada", señalaba el presentador más entrada la obra, cuando en una escena a modo de parodia un intérprete de ópera cantó "Aurora", cuya letra traducida del español al italiano no tiene ningún significado para la lengua local: "La historia la escriben los que escriben", remataba otro cuadro del show.

La cultura ha sido el corazón de la historia social y política del país y por esos caminos versó el relato de "La fábrica de lo sensible", que cerró su recorrido histórico convocando a una "Argentina soberana de sus símbolos" con un mensaje claro: que la cultura no está aislada, y que en tanto industria le va bien si a la economía del país también.

De las tantas formas de producir cultura, el diseño fue el gran protagonista de la noche del jueves: participaron del espectáculo más de 50 creadores de todo el país con prendas y objetos de lo más variados, desde géneros tradicionales vinculados a lo más ancestral hasta piezas con tónicas modernas y lúdicas.
Ocurre que desde su primera edición, con la pasarela nacional, que en este tercer año fue reemplazada por la obra perfomática, el área se propuso "salir del desfile tradicional que coloca al diseño como un objeto de lujo inalcanzable, más como un prototipo que como un objeto cotidiano", explicó a Télam Paola Pavanello, coordinadora del sector junto a Germán Lang.

En definitiva, el objetivo del MICA es "que los diseñadores puedan vender sus cosas y mostrar que con esas cosas el cuerpo se puede mover y quedar bien, y sobre todo que puede estar en cualquier tipo de cuerpo", agregó Pavanello.

Con la tradición de una geografía como marca, Julieta Mansilla, diseñadora de Formosa, subió sus prendas al escenario del CCK para mostrar un tejido representativo, el chaguar, ese mismo que de chica sus tías le contaban que hacían cuidadosamente las wichí. Hoy, es ella quien incorporó esa técnica hilada por mujeres de la zona a su marca Autóctona, en la que hace "un mix de texturas combinándolo con otros géneros".

Además de chaguar, que compra a comunidades de la provincia, su propuesta incluye plumas bordadas, semillas y cuencos también de la región. "Es la identidad de un lugar", aseguró la diseñadora, al tiempo que destacó que "para mí es muy satisfactorio mostrar mi trabajo a nivel nacional e internacional con un producto ancestral, para que no se pierda la costumbre y se dé a conocer en todo el mundo".

También Emilia Velasco, chaqueña, participó de la pasarela y hasta el domingo tiene agendados unos cuantos encuentros de negocios. "El MICA es una vidriera nacional donde convergen un montón de industrias; este tipo de eventos nos permite profesionalizarnos, visibilizar nuestro trabajo y funciona como red porque conocés gente nueva y nos permite extendernos".

Con su marca, la diseñadora de Resistencia eleva su proyecto inspirado en los paisajes chaqueños -"en la sensibilidad del lugar", sostuvo.

A Buenos Aires Velasco llegó con la colección "Sombra de Fronda", en la que trabaja con el género denim (similar al jean) de una histórica fábrica local, Santana Textiles, y con "técnicas ancestrales pero resignificadas".

De Tucumán, el diseñador Gonzalo Villa, autor de "Villamax", presentó la colección "Patria", una serie que definió "de textiles norteños, con materiales de la zona y prendas atemporales que tienen alpaca hechas por artesanos del norte. Es una cruza de mi estilo personal, bastante minimalista, con materiales de mi provincia, entre lo clásico y lo moderno".

Al igual que Villa, que se inspira en materias primas de su tierra, Rodrigo Abarquero, un diseñador de Buenos Aires, apuesta a su marca "Chiche", en las que plantea prendas que "hacen referencia a lo lúdico, con elementos que tienen que ver con la infancia y los juegos".

Todos, cada uno con su singularidad, forman parte de la industria del diseño en la Argentina, uno de los sectores que más ha crecido en los últimos tiempos.
Así lo sostienen las cifras de la tercera edición del Mercado de Industrias Culturales, que anotó a unos 672 vendedores -pequeños y medianos diseñadores, algunos ya tienen sus Pymes, otros recién empiezan en alguna feria-, y unos 51 compradores del país y del mundo.

Distintos unos a los otros, algunos autóctonos, otros más modernos o innovadores, los diseñadores locales demuestran una vez más ser un potente y prometedor sector de la industria cultural argentina, con una particularidad que los distingue: la de hilar un contrapunto singular entre lo tradicional y lo vanguardista, siempre teniendo en cuenta su historia e identidad.

Fuente: Télam

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