Entre 2004 y 2009 el equipo de investigadores entre quienes se encontraba Fernández visitó universidades de todo el país donde dialogó con docentes, directivos y estudiantes de cátedras dedicadas específicamente a la enseñanza en DDHH.
La autora explicó que "el libro selecciona de esa investigación, aquellos cursos de grado y posgrado donde el binomio derechos humanos aparece solo o junto a palabras como comunicación, ciudadanía, seguridad, psicología y ética".
"Me interesa cómo ese campo jurídico puede ser trasladado a la cultura -añadió-, porque enfocar los derechos humanos desde la educación significa buscar medios para transformar su base dura llevándolos a la práctica, una difícil tarea para pensar metodologías pedagógicas ubicadas entre lo disciplinar y la práctica cultural".
En Argentina no existe un plan nacional de educación en DDHH, lo que hace que esos cursos se concentren en postgrados de metodologías tan variadas como el docente que las dicte, Brasil es un referente en el tema, con un comité de trabajo intersectorial e interdisciplinario que trabaja en todo el país pensándolos desde lo educativo.
"Hacen un relevamiento sobre cómo los comprenden en distintos grupos o comunidades, piensan contenidos específicos para cada espacio con ayuda de sus actores sociales y los aplican en todos los niveles educativos, formales y no formales, cada uno con sus peculiaridades", describió Fernández, directora del proyecto Creando Redes Ciudadanas, Educativas y Responsables (Crecer).
La edición de la UNQ aborda la cuestión metodológica y filosófica de la enseñanza de los DDHH a nivel universitario y muestra que, aunque escasos los enfoques multidisciplinarios, hay una tendencia en dirección hacia lo reflexivo y a entenderlos como un cuestión integral, aplicable a la vida cotidiana, insistió Fernández, también responsable de la Red de Intercambio de Experiencias Educativas para Promover la Educación en Derechos Humanos.
De la única maestría en derechos humanos que existía en La Plata en 2004 hoy se cuentan cinco y un doctorado en Lanús, General Sarmiento, Luján y Buenos Aires; aunque la mayoría de los estudiantes siguen siendo profesionales relacionados con el derecho, seguidos muy de lejos por educadores y trabajadores de ciencias sociales y, mucho más a la saga, de ciencias naturales, sin existir casi registro de asistentes relacionadas con exactas.
Mientras que "en las escuelas secundarias bonaerenses -rescató-, existe un diseño curricular de construcción de ciudadanía con marco teórico en los DDHH; leen cuentos y novelas, dialogan, miran filmaciones, investigan en grupo o escuchan música como parte de las actividades pedagógicas dirigidas a distinguir los DDHH sin necesidad de leer normativas internacionales".
Dividido en cuatro capítulos y una conclusión, el libro profundiza en las dimensiones normativas, metodológicas y filosóficas de los DDHH y en su trabajo de campo -bibliografía, formas de trabajo y evaluación, contenidos y carga horaria de cada programa- bajo la idea de que "la educación es un acto de amor" y "valor" que "no puede temer el debate", al análisis de la realidad" ni "huir de la discusión creadora".
Fuente: Télam
