Catamarca
Jueves 18 de Abril de 2024
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Un prócer a prueba de revisionismos

Como un hombre de ideas inquebrantables que careció de todo ego retrata al Libertador del Sur el historiador Miguel Ángel de Marco en San Martín General victorioso, padre de naciones, nuevo aporte bibliográfico que hace foco en el ejemplo de un hombre que obró a contramano de una época sesgada por los intereses personales.
Confrontado al revisionismo poco concesivo del presente, el luchador que liberó tres naciones sudamericanas sale airoso de todas formas: consecuente con sus ideas -aun a costa de su salud-, desestimó la gloria toda ocasión que significó intervenir en una lucha fratricida y emprendió la formación del Ejército de los Andes y el cruce de lo que llamó "las montañas más altas del Globo".

En San Martín General victorioso, padre de naciones, editado por Planeta, el titular de la Academia Nacional de la Historia recorre la vida del prócer que liberó culturas y protagonizó grandes victorias, pero quien también fundó escuelas, bibliotecas y tribunales de justicia para educar y garantizar los derechos de los pueblos emancipados.

Télam: ¿Cómo se resignifica hoy su figura y su legado?
D. M: San Martín escribió en un momento crucial que "para los hombres de coraje se han hecho las empresas". Cuando él encaró la suya de liberar la parte austral de América del Sur, las condiciones de aquel desierto salpicado de pequeñas poblaciones que era la Argentina, resultaban infinitamente más graves y difíciles que las actuales.

Había que hacerlo todo: crear confianza en la causa de la emancipación, levantar ejércitos y edificar instituciones, vencer la reticencia de los que no veían más allá de su realidad comarcana y superar el recelo de los que pretendían medrar sin importarles las consecuencias.

También supo planificar el cruce de la cordillera, luego de convencerlos de que no había otro camino para vencer a los realistas, que superar los Andes, emancipar a Chile y unir fuerzas para independizar al Perú.

Tuvo una concepción grandiosa y para lograrla se sobrepuso a las crueles dolencias físicas que lo aquejaban; superó los agravios que le prodigaron en su propia tierra y en los países que libertó.

T.: En su libro describe lo frustrado que volvió San Martín de su entrevista en Guayaquil con Bolívar ¿Por qué se veía a sí mismo como "el único obstáculo para una colaboración más decisiva de Bolívar" en la campaña militar del Perú? ¿Cedió realmente su espacio para no entorpecer o hubo un conflicto de egos?
D.M: San Martín esperaba que Bolívar lo ayudase a compensar con sus hombres el poderío militar con que todavía contaba el ejército realista en el Perú. Para lograrlo no le importaba que fuera el propio Bolívar quien comandase las armas patriotas.

El venezolano, que sabía que San Martín tenía enemigos en el país cuya independencia había fundado, al punto de acusarlo de pretender la corona del Perú, rechazó toda posibilidad de combatir juntos y quiso para sí la gloria de terminar la guerra emancipadora. El Libertador del Sur prefirió apartarse en pos del resultado final.

¿Egos? San Martín nunca lo tuvo: fue un hombre sencillo y austero como Belgrano, siempre dispuesto a sacrificarse por el bien público. De la egolatría de Bolívar hay muchas pruebas. Aun así, quién podría negar su gloria.

T: San Martín, junto a otros "próceres", fue víctima en las últimas décadas de la tendencia a retomar a las figuras desde sus puntos más vulnerables por parte de algunos autores que pretenden refutar esa condición de prócer infatuado que pregonan los manuales de historia ¿Este fenómeno ha sido nocivo para la resignificación del pasado o tiene aspectos positivos?
De M.: La historia está en permanente revisión. Todo aporte serio y documentado debe ser recibido con aplauso, señale o no lo que denomina "puntos más vulnerables". Lo que resulta irrelevante, y más aún, irresponsable es dar por ciertas simples conjeturas o presentar como debidamente probados frutos sólo de la imaginación.

Si los libros de ficción no distorsionan o falsean burdamente la historia ni tergiversan lo esencial del pensamiento y la acción de sus personajes, bienvenidos sean. No son incompatibles la historia y la novela. De hecho, está entre mis proyectos escribir una…
T: ¿Para un autor es posible y hasta aconsejable releer el pasado sin que se filtren las tensiones del presente que distorsionan la resignificación de una época?
D.M.: Es indispensable. El historiador no es un adivino. Debe valerse de los elementos con que cuenta para interpretar el pasado con absoluta honestidad. Aconsejaba Cicerón: no animarse a afirmar lo falso ni a negar lo verdadero. Por cierto que siempre quedan aspectos brumosos, pero es una falacia llenarlos con interpretaciones antojadizas.

San Martín fue un hombre de su tiempo, no del nuestro; vivió experiencias completamente diversas a las que nos alegran, entristecen o aquejan, pero en lo sustancial, los valores por los que combatió permanecen vigentes y en ese sentido podemos afirmar que es un modelo a seguir.

T.: Borges decía que si este país hubiera tomado como referencia al Facundo de Sarmiento y no al Martín Fierro de José Hernández otro hubiera sido su derrotero. ¿Una sociedad fija su destino cuando elige determinados mitos y descarta otros?
D.M: Respeto y admiro a Borges, pero esa afirmación no resiste el menor análisis. Es lo mismo que decir, como hacen algunos con candorosa añoranza, "si los ingleses hubieran triunfado en la invasión de 1806-1807 seríamos un país serio y confiable". Ah, ¡y las sociedades maduras no se construyen a través de mitos!
T: ¿Por qué en su libro no hay alusiones a la hipotética condición indígena de la madre de San Martín, que según algunos autores no habría sido Gregoria Matorras?

D.M: Porque no cuento con ningún elemento serio para aceptar esa teoría. Y hay varios documentos que se inclinan por la paternidad de Juan de San Martín y Gregoria Matorras. La tradición oral es resbaladiza, y me parece un despropósito abrir la tumba de San Martín para hacerle un ADN a sus restos mortales.

Aunque esa tradición fuese cierta, y sus padres hubiesen sido un brigadier de la Real Armada y una india de Yapeyú, en qué habría incidido con respecto al papel que tuvo en la historia, y en qué influiría hoy en la valoración de su vida ilustre.

Fuente: Télam

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