Con un humor llano y una gran dosis de talento e imaginación, Trapani logró que el público lo acompañara a través de un viaje imaginario del que iba rescatando instrumentos exóticos: griferías, un serrucho, latas que hacían las veces de batería y otros que surgían con claro sentido autóctono.
El espectáculo fue desde el principio al fin interactivo: Trapani apelaba todo el tiempo a la complicidad del público, que –relajado- acompañó con risas y palmas toda la función.
Al término, el actor y músico rosarino, que por primera vez hacía una presentación en Catamarca, destacó la imponencia del teatro y agradeció a la Secretaría de Cultura haberle dado la posibilidad de actuar para el público catamarqueño. El cierre fue con un largo y cerrado aplauso.