Nos comenta que la gente del barrio donde ella vive la recibió de una excelente manera, lo cual agradece infinitamente. Dice además, Los trabajos que realizo (bijouteri) de manera artesanal no puedo venderlos en la plaza pública por que la Sra. Reales manda inspectores para que me corran o me cobren impuestos que superan los $25 diarios, cosa que nunca podría enterar en un día. Lo que gano es para comer y cumplir las necesidades de mi pequeño hijo. Qué más quisiera poder pagar y trabajar tranquila. En varias oportunidades me dijeron que soy una hippie de m…., que soy una oportunista, que me radique para trabajar dos días al año, etc. Los trabajitos que yo hago no me alcanza para pagar ese dinero, además mi rubro no compite ni perjudica a ningún artesano local y mis ánimos no son para pelearme con nadie.
Hoy a través de las radios invitaban a una reunión a todos los artesanos y pueblo en general para ver la manera de organizar algo para los días del rally Dakar. Yo asistí, y cuando ingresé me dijeron que me valla, que no podía estar allí presente, que se encontraban tratando temas privado de ellos. Les pregunté si podía integrar la comisión que estaban por formar y me respondieron que no había lugar en el que yo pudiera participar.
El Sr. Ariel Chayle (artesano), quien aparentemente presidia en ese momento, me dijo que para integrar una comisión de artesanos debería tener como mínimo 10 años de residencia o de actividad en la zona, y por ultimo me pidió que me
retirara del lugar sin darme la oportunidad de escuchar en silencio.
Este es el relato de una humilde artesana que solo quiere ganarse el dinero trabajando honradamente para poder subsistir el día a día. Sabemos que este tipo de discriminación lo habrían sufrido unos artesanos de origen Guatemalteco, cosa que le recordamos a la gente que se dedica a perseguir, que en nuestro país la Constitución Nacional ampara libremente a toda aquella persona que desee trabajar.
Los que conocemos Fiambalá, sabemos que hay “artesanos” que no tienen los 10 años de antigüedad, y los que son más antiguos saben respetar y dan oportunidades, inclusive enseñan a jóvenes y niños.
Deberíamos ser con mente un poco más abierta, ver más allá de la nariz de cada uno y tomar el ejemplo de aquellos viejos y verdaderos artesanos.
Fuente: Fiambalá Hoy