Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Una biografía que recupera la argentinidad del Che

Milena Heinrich

En "Che. El argentino que quiso cambiar el mundo", Pacho O´Donnell confecciona una biografía que viaja por todas las vidas de Ernesto Guevara de la Serna para atravesarlas con un remate que echa una nueva luz sobre el líder revolucionario: su argentinidad.
Reeditada por el sello Sudamericana (2003; 2012), a 45 años de la muerte del Che (1928-1967), esta biografía es la historia de un "aventurero" -como él se definía- que busca humanizar a través de muchas voces la figura del mítico líder.

"La argentinidad del Che es importante que la reivindiquemos, el hecho que fue un patriota que nació y murió argentino. Cuando se fue de Cuba, en la carta que le deja a Fidel, renuncia a todo, a sus honores y su nacionalidad. Siempre tuvo una preocupación sobre lo que sucedió aquí", dice a Télam O´Donnell, quien comparte con el biografiado profesión, enfermedad y clase social.

Es esa identidad la que el autor rescata: "Después de leer la biografía del norteamericano John Lee Anderson -supuestamente la mejor- me sorprendí y me indigné que estuviera centrada en su etapa cubana, que son sólo 8 años. De 600 páginas, sólo destina 100 a Bolivia y Argentina", dispara.

Si de páginas se trata, O´Donnell equilibra la balanza; "De Rosario a México D.F", "Sierra Maestra", "Alfombras Rojas", "Kigoma" y "Ñancahuazú" son los diferentes capítulos que componen el libro y abarcan su breve aunque intensa vida con testimonios, documentos y fuentes históricas que se zambullen en los momentos más recónditos y en casos no develados de la historia oficial.

Así lo testimonian los viajes que realizó el autor por Bolivia, Ecuador, Francia, Cuba y México en la búsqueda de recuerdos guardados bajo llaves.

Ejemplo de ello son las entrevistas a Mario Téran -quien disparó contra el Che- y al embajador de Bolivia Gari Prado, ex miembro del ejército boliviano, entre otros.

Una imagen fidedigna, y no devorada por una lectura ciega de los hechos, desmenuzan a ese ser de raíz argentina: "Me interesaba saber cómo es que el Che, alguien tan nuestro, resulta ser lo que fue.
¿Cuál era su incubadora? Nace en Rosario, su primera infancia es en Buenos Aires, se traslada a Córdoba y se recibe de médico aquí. No es un héroe vietnamita", reflexiona.

En ese sentido, el autor destaca una clave para comprender a Guevara, su madre y el asma.

"Los asmáticos, y lo digo por experiencia propia, somos sofocados por nuestras madres y tenemos una gran tendencia a despegarnos de la zona de asfixia. Por eso se explican esos viajes: el Che se la pasó andando".

Para el historiador, "Ernestito" -como lo llamaban en la niñez-siempre quiso dedicar su vida a un alto propósito, "inicialmente, en su primer viaje por América Latina, como médico de leprosos. Regresa, se recibe y en su segundo viaje ya lo esperan con un cargo en un leprosario de Caracas. Sin embargo, lo convencen de ir observar la situación de Jacobo Arbenz en Guatemala y esa experiencia de violencia y dominación capitalista lo marcó mucho".

Es ahí donde se siembra la semilla más política del revolucionario porque "se da cuenta que la única forma de combatir el capitalismo es una violencia en contra. Ahí se exilia a México y conoce a su primera esposa, quien lo iniciará en la ideología marxista y recibe el apodo de Che", considera.

Y ese seudónimo no es para el autor un dato menor: "Con frecuencia todos los que lo conocieron decían que era muy argentino... reflexivo, metido para dentro, con una ironía hiriente y practicaba la segunda intención, una cosa bien local. También era un obsesivo del mate y el tango".

La biografía también devela aspectos desconocidos, como la relación entre Perón y Guevara.

"El Che era antiperonista por su pertenencia de clase pero cuando entra a Bolivia se encuentra con la envidia de los trabajadores que consideran al presidente como alguien que ha dado bienes sociales y cambia su visión de Perón".

"Tuvo dos encuentros: Como funcionario de Cuba envía un maletín con dólares destinados a financiar el primer intento de regreso de Perón a la Argentina, y el otro antes de su último viaje a Bolivia, que disfrazado de cura va a pedirle ayuda".

Siguiendo los pasos de Guevara, O´Donnell intenta ser lo más ecuánime posible, "la subjetividad se contrarresta con los testimonios de quienes lo odiaron y amaron", asegura; el haber sido Embajador de Bolivia tal vez sea el plus más valioso de este libro ya que el autor logra recopilar fuentes históricas con datos ocultos y entrevistas inéditas.

Investigando, el historiador se topó con un factor común en boca de fieles y disidentes: "lo sobrenatural de su carisma". Así lo demuestra el relato de la maestra de la Higuera, quien lo vio herido en sus últimas horas: "entró, lo miró y le resultó hermoso. Se enamoró instantáneamente. Y Ella cree que él también".

Acaso su honestidad, su rebeldía e inconformismo sean algunas de las razones que hicieron del Che un mito: "Hay quienes saben morir en su pleno apogeo cuando son más bellos, cuando no han sido manchados por la decadencia. El Che es un mito viviente porque representa lo contrario a las lacras de la sociedad planetaria de hoy. Siempre aparece allí donde hay una reivindicación".

Todas las vidas del Che se cruzan, vidas atravesadas por una geografía latinoamericana aunque ancladas en una Argentina que lo vio crecer y partir: "El Che se lo hemos regalado a Cuba. Todavía no lo hemos reivindicado, no hay ninguna calle con su nombre, ni recordatorios. Parecería estar cumpliendo el destino de nuestras grandes figuras de dar vueltas por el mundo, muerto. Su lugar es éste, al que siempre quiso regresar", concluye.

Fuente: Télam

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