Doña Clarita acudió urgente al carpintero del barrio, Valentín Pedro Brizuela. "Él le prometió que le haría un pedestal", contó su hijo Segundo Valentín Brizuela, quien guarda en su casa la carreta de madera que sale todos los años en procesión. También se pone en contacto con la familia López para conseguir los bueyes que tiran del carro, y que son traídos desde San Javier el día anterior.
Ayer, el pintoresco vehículo partió al son de las campanas, adornado con crisantemos y rosas blancas. La Banda de Música del Ejército le dio imponencia al acto. Previamente, se había oficiado la misa en un escenario levantado frente a la plaza de Villa Luján, concelebrada por el párroco padre Lalo Silva y el párroco de Nuestra Señora de la Caridad, padre Jorge Gandur, quien dio la homilía junto con el padre José Berenjel.
La carreta, pintada de celeste y blanco en homenaje a la patrona de la Argentina, recorrió las calles del barrio: Mendoza, Juan José Paso y Don Bosco hasta volver al templo. Siempre seguida por una larga fila de jinetes de las agrupaciones gauchas y por miles de fieles. Algunos notan que hubo menos gente que el año pasado. "Muchos no vinieron por el clásico (Atlético-San Martín) y otros viajaron a Catamarca a la fiesta de Nuestra Señora del Valle", advirtió Betina.
La plaza estaba llena de puestos de comida -desde panchitos, pasando por bollos hasta choripán- . "Es tradición que los vecinos después de la procesión se queden en la plaza a comer y a tomar mate, mientras los chicos juegan", explica otra vecina.
Anita Díaz es la elegida para cumplir la voluntad de su abuela de adornar la carreta con flores blancas. Con los ojos húmedos recuerda: "como Doña Clarita no podía ir a la iglesia, la procesión pasó frente a su casa. Ella la esperaba en la puerta. Y en el momento en que pasó la Virgen a ella se le cerró la herida", cuenta su nieta de apenas 23 años. "Yo voy seguir con esa tradición que empezó mi abuela", promete.
Fuente: lagaceta.com.ar