Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Una guía amplia y reveladora para educar a los hijos

En Edúcame bien-100 respuestas para madres y padres preocupados la psicóloga Montse Domenech presenta una amplia guía a interrogantes que habitualmente asaltan a los padres en el proceso de crianza de los hijos, porque quién no se ha encontrado alguna vez en situaciones límite y sin las respuestas adecuadas.
El deseo profundo de tener un hijo no garantiza que como padres y madres tengamos todo resuelto, y de la mano de la alegría que significa la llegada de un hijo habitualmente aparecen dudas y problemas que, según la experta, tienen solución cuando se abordan con sentido común y cariño.

Domenech, que es licenciada en Pedagogía y Psicología Infantil por la Universidad de Barcelona, trabaja desde hace 40 años en la atención psicopedagógica de niños, adolescentes y jóvenes con trastornos escolares, de conducta y emocionales.

El libro, de editorial Grijalbo, abre con un prólogo del médico Eduard Estivill, -esposo de Domenech, con la que comparte su trabajo profesional- quien sostiene que educar bien implica enseñar y saber consolidar hábitos y valores, tarea en que deben involucrarse no solo los padres, sino también los abuelos, cuidadores, profesores, psicólogos y demás especialistas.

¿Cuáles son los principales problemas que detecta en la educación de los hijos?
Sobre todo las dificultades que tienen los padres en aplicar normas y que se cumplan. En muchos casos los niños se han convertido en dueños de la situación y no las aceptan. Hay un exceso de sobreprotección y unos modelos sociales que dificultan la educación.

También se habla mucho de la falta de límites en los niños.
Este es uno de los factores que condiciona más la educación de los hijos. Las dudas y desorientación de los padres conllevan que sea más complicado poner límites.

¿Cuál es el daño que se le hace a un niño si no se le ponen límites?
Si nos basamos en la idea de que los niños aprenden copiando modelos, conviene darles pautas claras de lo que tienen que hacer para que no se pierdan y se sientan desprotegidos. Los límites son los márgenes de los modelos que queremos enseñar y debemos ser firmes, precisamente para dar mayor seguridad a los niños. Sin límites los niños, acusarían mayor inseguridad y no sabrían por dónde moverse y manejarse. Estos límites marcan el espacio donde actuar sin riesgos y con garantías de seguridad. A medida que los niños crecen y van mostrando sus habilidades, estos límites se van ensanchando hasta que, en la madurez, su autonomía les permite manejarse con libertad y con seguridad. Los límites no son, solamente prohibiciones, sino modelos de aprendizaje donde apoyarse con seguridad.

¿Hay padres muy apegados a los castigos físicos todavía? ¿Qué provocan los castigos en los niños?
Hay todavía padres que aplican castigos físicos, y esto es una manifestación de su impotencia y falta de recursos para educar de otra manera. Actualmente se ha podido comprobar que hay recursos "pedagógicos" para que los niños reaccionen ante un mal comportamiento, sin necesidad de enfurecerse, ni pegar, ni castigar. Se basa en aplicar medidas de extinción, mediante el "tiempo fuera", es decir, apartarlo un tiempo determinado de aquella situación, romper el diálogo mientras la situación es conflictiva, y quitándole privilegios o actividades divertidas. Desde un punto de vista conductual, sería eliminar cualquier estímulo que el niño pueda manipular a su antojo y darle tiempo a rectificar, para poder aplicar lo antes posible el refuerzo positivo para transformar la situación en positiva.

¿Qué deben hacer los padres para no perder la paciencia con sus hijos?
Ante todo, no demostrar que están perdiendo la paciencia, mostrarse firmes y serenos, para poder comunicar con claridad aquello que quieren conseguir. Es muy importante no repetir las órdenes más de dos veces, porque las siguientes veces ya se darán gritos. En situaciones críticas es muy aconsejable distanciarse unos minutos para recuperar la calma y seguir con una actitud positiva. Si la situación no ha mejorado se pueden aplicar las técnicas de extinción, quitando privilegios o dejando de hacer alguna actividad divertida.

¿Cuál es el error más común de los padres cuando no logran que sus hijos obedezcan?
Sobre todo perder la paciencia y gritar. Esto es signo de impotencia y los niños lo utilizan a su favor, porque saben que tarde o temprano obtendrán lo que se han propuesto. Para mantener una norma es necesario estar calmado y seguro de lo que se ha exigido.

Otro de los errores más comunes es el de cambiar las normas de forma improvisada, alternando permisividad excesiva, con severidad inflexible. En muchos momentos, cuando la situación lo permite, es bueno negociar, hablar, pactar, y no obsesionarse con las normas estrictas.

¿Qué efecto tiene el enojo constante del padre sobre su hijo?
El enfado constante puede hacer ver al hijo que no es merecedor del cariño del padre y progresivamente perder autoestima. Los niños deben ver en los padres un modelo a imitar, con positivismo, con alegría y cariño. Se puede reñir a un niño con tranquilidad, sin alterarse, vigilando de no perjudicar su autoimagen y poniendo como referencia sus capacidades para superar determinadas situaciones. La seriedad o decepción no tienen por qué ir acompañadas de ira.

¿Cuáles son los criterios más acertados para premiar las buenas conductas de los hijos?
El hecho de estar contentos cuando los padres están con los hijos ya supone un buen aliciente, pero, en determinadas situaciones, cuando se pretende conseguir que los hijos superen una situación difícil o aprendan una habilidad nueva, consoliden conductas, o rectifiquen una conducta inapropiada, conviene usar refuerzos positivos, en forma de incentivos o premios. Por supuesto que estos premios se dan en proporción al esfuerzo realizado para superar determinada situación y deberán disminuir a medida que se consiguen los objetivos. Es conveniente que los niños sepan que el premio es debido a un esfuerzo y que no se puede convertir en una costumbre injustificada. Cuando los niños saben que pueden manipular la situación de los premios, las consecuencias son perjudiciales para su avance.

Respecto a los modelos sociales actuales ¿Qué recomendaría a los padres que por motivos laborales no pueden dedicar a sus hijos el tiempo que desearían?
Que no se depriman, es más importante la calidad que la cantidad. Si los niños están bien atendidos por abuelos o cuidadores, los padres pueden destinarles un espacio de tiempo corto pero intenso cada día, en el que los hijos perciban su presencia por el afecto que les aportan. Es esencial mantener las referencias afectivas maternas y paternas.

Fuente: Télam

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