En esos días llega a la granja de los Brendel una joven de 16 años, Maria (la narradora), y se instala en la casa de su novio Johannes sin alterar una calma impávida que de a poco comienza a modificar ese escenario rutinario, en el que nunca pasa nada.
Ha dejado de estudiar y al instalarse en la granja describe morosamente la cotidianidad de esa familia integrada por Sigfried (el padre), Marianne (la madre), Frieda (la abuela), el viejo Alfred (hijo de un criado), Johannes y Lukas (los hermanos). Y un tío (Hartmut) que huyó a Occidente y vuelve un día de visita.
Contada en primera persona, Maria relata su encuentro con Henner, un granjero solitario veinte años mayor que ella, con quien comienza una relación de fuerte voltaje erótico, al tiempo que se dibujan las primeras señales de un cambio en esa sociedad atemporal, cerrada en sí misma.
Maria habla sobre Los hermanos Karamazov, que siempre comenta con Henner. "Hablamos poco, no paramos de acariciarnos, y él me lee. En un momento dado, Alexei dice: ´Resucitaremos sin falta, nos veremos sin falta, y con gozo y alegría nos contaremos unos a otros todo lo que nos haya sucedido´, una frase de Dostoivski que Krien tomará para titular su primera novela, galardonada con el prestigioso Jueger Literaturpresis.
Fuente: Télam