"Paradójicamente esa conquista de la lengua se dio con la correspondencia con mi padre, él eligiendo libros, que yo leía en francés, de los que hablábamos en las cartas en castellano -el reglamento de la prisión le prohibía leer en otros idiomas-, en un trabajo de traducción constante y ese puente solo lo permite la literatura", dice la autora de La casa de los conejos, Jardín blanco y Los pasajeros del Anna C en una entrevista con Télam.
"A veces me cuesta encontrar los libros que él quiere que lea como La Vie des abeilles (La vida de las abejas), de Maurice Maeterlinck, que reclamé desde mi llegada a Francia, durante más de un mes, hasta que por fin mamá encontró un ejemplar usado en la librería (...) un ejemplar viejísimo y destartalado, pero cuyo texto parece corresponderse palabra por palabra con aquel que mi padre tiene entre las manos, en la cárcel de La Plata", apunta Alcoba en el libro.
Fuente: Télam