‘Hoy fue esta señora cuando ya nos retirábamos, con una actitud caprichosa de que se abra el jardín y que le entregue la carpeta hoy, y de mala manera: ‘Che, dame la carpeta de mi hijo’. Me di vuelta y le vi el ceño fruncido. Le dije: ‘Señora, por favor, puede venir mañana porque ahora ya cumplimos con nuestro horario, nos estamos retirando y ahora no tengo la llave (estamos trabajando con horario reducido, completando documentación, los chicos ya no asisten, el 28 de noviembre terminaron de asistir)’, describió la docente golpeada más tarde, en el living de su casa cuando recibió a EL LIBERAL para contar la terrible experiencia que vivió.
‘Pero no entendió, no entró en razones. Sin mediar discusión ni nada, terminé de decirle eso y no me acuerdo de más nada. Directamente, me propinó una trompada como el mejor de los boxeadores, o quizás yo sea más débil que ella. Es una mujer joven, bastante grande. Me tiró y me ´noqueó´. Quienes vieron la situación me dijeron que estuve 7 u 8 minutos sin conocimiento’, señaló la maestra, que pidió no ser identificada por lo vergonzoso de la situación.
Consultada sobre eventuales testigos de la agresión, respondió afirmativamente: ‘Estaban mis colegas, un vecino sentado en la verada, quienes me auxiliaron. Después llegaron otros vecinos indignados que llamaron a la Policía y que llegó después. Todos se portaron muy bien y estoy muy agradecida con ellos’.
Antecedentes
La maestra, totalmente sorprendida por la agresión, recapituló: “El chiquito no venía asistiendo al jardín hacía bastante tiempo. El último mes no asistió ningún día, incluso tampoco fue al acto de egreso, donde se les entregaron las carpetas (con los trabajos de todo el año)”.
En cuanto a la madre agresora, recordó: “La señora se mostró bastante agresiva durante todo el año. Es una persona que constantemente decía malas palabras mientras esperaba que sus chiquitos salieran del jardín (tiene dos, uno en salita de cuatro y mi alumnito en segunda sección, que este año terminó). Incluso los chiquitos son así también, de decir muchas malas palabras, de golpear a sus compañeritos. El más chiquito se golpeaba solo la cabeza contra la pared, estaban llenos de marcas en la cara. Si se notaba en ella un comportamiento extraño”, pero no tenían muchas más referencias de la intimidad de la familia.
Fuente: elliberal.com.ar