En el Día Internacional de la Mujer, fueron los encargados de asistir a una madre de 30 años, que en un inesperado parto dio a luz su cuarto hijo dentro de la comisaría de El Cadillal.
A las 10.30, Cristina Pérez llegó caminando hasta el destacamento, donde en ese momento sólo se encontraban González y Díaz. La mujer vive a 400 metros de la seccional y tenía pensado viajar hasta la Maternidad para realizar un nuevo control de su embarazo, que llevaba una gestación de aproximadamente ocho meses y tres semanas.
Pérez se sentó en uno de los bancos que está afuera de la comisaría para esperar el colectivo que la iba a trasladar hasta la capital. Estuvo allí cinco minutos, hasta que un fuerte dolor comenzó a incomodarla. “Se empezó a sentir mal. Salí a ver si necesitaba algo y me contestó que quería ir al baño. Después, me pidió que llamara una ambulancia.
La llevé hasta el primer piso y la dejé en el baño. Había ido sola, así que nadie más que nosotros podía asistirla”, relató Díaz a LA GACETA.
“Pasaron alrededor de 10 minutos y ella seguía dentro del baño. Le pregunté si estaba bien, pero no contestó. Entonces, empezamos a preocuparnos”, recordó el sargento.
Contracciones
Minutos después, los policías decidieron entrar al baño, ya que la mujer seguía sin dar noticias. “Tuvimos que abrir la puerta. Estaba transpirada y muy dolorida. Se había sentado en el inodoro, pero estaba casi cayéndose. Se tocaba la panza y decía que ya iba a nacer su hijo”, precisó Méndez. Las contracciones habían aumentado, junto con el dolor y la tensión; el nacimiento del niño era inminente.
Los policías se dieron cuenta de que debían prepararse para el parto. “La llevamos hasta otra habitación. Tiramos un colchón en el piso. Le pedimos que se arrodillara y que se sostuviera con las dos manos de las paredes, para ayudar en el parto”, explicó el sargento Díaz.
“Estábamos muertos de miedo. En el curso al que asistimos para entrar a la Policía nos enseñaron los primeros auxilios, pero jamás llevamos la teoría a la práctica. La vida de la criatura y de su madre dependía de nosotros”, dijo Méndez.
Finalmente, Pérez dio a luz su cuarto hijo. El parto duró cerca de 15 minutos, entre los preparativos y los trabajos de la madre. “Le pedí a mi compañero que caliente agua para limpiar el bebé. Le cortamos el cordón umbilical y lo atamos con un guante de látex, que está desinfectado. Después lo envolvimos en una sábana y lo pusimos en los brazos de su mamá”, precisó Díaz.
Llanto de felicidad
Pese a la llegada del bebé al mundo, los policías y la mujer aún no estaban aliviados. El silencio aumentó la tensión en la sala. “El bebé no había llorado durante los primeros minutos. Cruzábamos miradas y empezábamos a preocuparnos. Pensamos: ¿estará muerto? Lo alzamos, le frotamos el pecho y la espalda y en ese momento empezó a llorar. Fue un alivio. Todos lloramos, pero de felicidad”, aseguró Díaz.
Minutos después del nacimiento, una ambulancia llegó a la comisaría . Pérez y su hijo fueron trasladados hasta la Maternidad, donde actualmente está internada. Hasta ayer la joven estaba internada en la sala de parto. LA GACETA consultó sobre su estado de salud, pero los médicos no quisieron brindar información.
Díaz y Méndez recibieron ayer el primer reconocimiento por lo que hicieron. El jefe de la comisaría, Jorge Bustamante, pedirá que los dos policías sean felicitados formalmente en la Jefatura de Policía.
Sin embargo, a los “parteros” parece importarles más otro tipo de reconocimiento. “Seremos los padrinos. Estamos seguros de que será un excelente niño, y una gran persona”, finalizaron.
Fuente/ lagaceta.com.ar
