Sin embargo, luego de notar que algo extraño había ocurrido, le avisó a su padre, quien además de tranquilizarla, llamó al continente para recabar datos sobre el posible sismo.
Martina, al escuchar que su abuelo, residente en Valparaíso, confirmaba la tragedia que a esas horas se desataba en Chile, miró por la ventana y observó que los botes de la bahía saltaban y chocaban entre sí, informa La Tercera de Chile.
Entonces corrió a la plaza del pueblo y tocó el bong instalado en el centro del parque.
Sin saber el código de emergencias estipulado entre las autoridades de la isla -dos para incendios, tres para derrumbes- despertó a varios lugareños de la isla, quienes también comenzaron a tocar campanas y a huir hacia las alturas.
Minutos después, el maremoto destruyó la caleta. Gracias a la pericia de Martina, el tsunami que desvastó Juan Fernández no produjo más víctimas.
Fuente: Télam.com.ar