Ahora bien observando la realidad que precisamente nos toca vivir, puntualmente en Catamarca podemos ver que es bastante diferente y evidente. Quizás algunos padres jóvenes presumen de alguna manera que simplemente se trata de una etapa por pasar propia de los adolescentes de hoy.
En esa noche más de los jóvenes no sólo se puede ver una simple salida con amigos a aquél lugar de moda disfrutando de una bebida, esta vez con alcohol, sino se puede apreciar una problemática fuerte.
El escenario es bastante distinto al que todos creen conocer no sólo se trata de diversión y esparcimiento sino bien de un problema (común por estos días) de alcohol entre los jóvenes.
Pero más allá de considerar que es una dificultad grave el alcoholismo se presenta como algo complicado de resolver. Podemos ver que cada vez son más jóvenes los chicos que consumen alcohol y es más amplio el espectro de alcance.
Sabemos que si salimos un fin de semana y recorremos una conocida y transitada avenida de nuestra cuidad, conseguiremos ver muchos casos de abuso de bebidas alcohólicas, también veremos efectivos policiales controlando y tratando de intervenir en peleas producto del alcohol y quizás también de otras sustancias.
A pesar de que esto puede ser una simple apreciación o hasta quizás muchos digan es más de lo mismo, en realidad no es el fin último de esta publicación. Ya no hablamos de una etapa de la vida, mucho menos de una forma de rebelión o aceptación y pertenencia en un grupo tampoco de una falta de comunicación entre padres e hijos, en realidad a lo que deberíamos apuntar es a un replanteo de valores y vínculos perdidos.
Revisar un poco los lazos familiares y ofrecer un buen ejemplo, para que los jóvenes se sientan contenidos y no perdidos sería una buena manera de empezar. A veces suele suceder que consumen alcohol para rechazar lo que observan y viven en sus casas.
Otro punto muy importante es poder entenderlos sin esa necesidad de prejuzgarlos, tampoco sirve la actitud autoritaria, porque sabemos que eso no ataca la raíz del conflicto, que concierne y perjudica a toda la familia.
Los valores morales suelen ser muy nombrados pero poco practicados en estos casos, desde pequeños la seguridad emocional siempre es importante al momento de ser firme en decisiones, reforzar y promover los valores de vida es fundamental porque les ofrece confianza a los chicos.
Mientras esto no ocurra seguirá siendo más de lo mismo, donde desde distintos grupos analizarán sin preguntarse realmente por qué se desata ese descontrol de alcohol los fines de semana por la noche cuando sus hijos salen. El panorama es más crudo cuando esos jóvenes aún se encuentran en el paseo Gral Navarro, el lunes por la mañana dormidos, incómodos y lejos de sus casas. Será muy simple decir y ver desde afuera sin inmutarse o simplemente criticar a los padres de esos pobres chicos perdidos, pero más noble sería realmente comprometerse con este angustiante problema que bien nos podría tocar muy de cerca.
