Catamarca
Viernes 29 de Marzo de 2024
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Una realidad extrema y personajes alterados en "Malos sentimientos"

En Malos sentimientos, Inés Fernández Moreno compone once cuentos y tres fábulas cuyos disparadores se nutren de la realidad para configurar mujeres vengativas, desquiciadas, capaces de robar no por necesidad, sino por el solo hecho de obtener un objeto, o ponerse en la piel de un joven que se arriesga a una situación límite para intentar recuperar la computadora que le fue sustraída.
Como una constante en su narrativa, el lugar de encuentro de los personajes son las calles, los subtes, los trenes, bares y oficinas donde las situaciones se tensan al límite; las vivencias se vuelven extremas y el mundo narrado roza lo fantástico; o donde se pone en juego la parte por el todo y entonces el ojo de un consejero bizco parece devorar en una entrevista el cuerpo de una joven dispuesta a obtener una beca para estudiar Estética de la Imagen, en París.

Autora de La última vez que maté a mi madre, Hombres como médanos y Mármara e hija de César y nieta de Baldomero Fernández Moreno, dijo en diálogo con Télam que a estos cuentos editados por Alfaguara comenzó a escribirlos hace aproximadamente "tres años" y experimentaron un paréntesis al comenzar a gestar El cielo no existe, la novela con la que el año pasado obtuvo el premio Sor Juana Inés de la Cruz.

¿Cómo surgió este libro de cuentos en el que muchas de las protagonistas son mujeres?
Creo que por el hecho de ser mujer me resulta más natural una protagonista femenina, lo mismo les debe pasar a los escritores, pero a veces los cuentos surgen de ciertas situaciones concretas, entonces lo que me interesa es más la situación que el personaje. Los cuentos no son el lugar de los personajes, digamos que pueden serlo, pero creo que la zona más fértil para el desarrollo del personaje es la novela.

En este sentido, en el primer cuento, el protagonista es un chico joven y para mí fue interesante escribirlo porque me hizo trabajar con una voz masculina joven y una jerga de los pibes que hacen música, y están "yirando" por Europa, y porque incluía una serie de cuestiones tecnológicas que tampoco son fáciles de manejar.
En ese cuento, lo importante para mí fue transmitir la experiencia de doblarle el brazo al destino. Porque frente a las contingencias de vida, que son locas, absurdas o injustas, uno tiene pocas posibilidades de modificarlas. Pero a veces podés hacerlo y algo tremendo que te iba a pasar, deja de pasarte porque actuaste de una manera muy eficaz. Y eso es formidable ¿no?

¿Y ese cuento donde el personaje arriesga su vida surgió de una situación de la realidad o imaginada?
Fue una situación que le ocurrió a mi hijo y cuando me lo contó, como madre, casi me mato. Le dije sos loco, mirá si cuando subías a ese departamento había un tipo con una pistola y te pegaba un tiro. Fue imprudente lo que hizo, pero desde un punto de vista de un ser humano luchando contra la contingencia tenía ese aspecto muy fuerte que era el de haber dado vuelta la situación, gracias a su decisión y su insistencia.

En el cuento "Oxímoron" aparecen mujeres en un caso muy sacadas, donde se extrema una situación y roban, o en "No preguntes lo que no te dicen" dejan algo que tienen y lo cambian por el de otra persona, ¿qué buscaste transmitir?
"Oxímoron" tiene que ver con la envidia entre las mujeres, con la envidia de lo que uno tiene y la otra no, y hasta dónde uno es capaz de llegar para resolver esas envidias. Es un cuento que está en el borde del realismo, donde una situación excede lo verosímil real y se desliza hacia una fantasía más loca.
En el caso del otro cuento, la mujer se va cambiando los zapatos y la ropa como si quisiera ser otra, para zafar de un destino que le toca pero que igual le cae encima.

En "Queridos gatitos", ¿cuál fue el disparador para que la protagonista termine haciendo lo que hizo?
En este caso lo que me parecía tremendo era la irritación que la protagonista sentía, la irritación que le producía llegar a la casa de la madre y escuchar esos mensajes dedicados a los gatos a través de los cuales se estaba dirigiendo a ella y le estaba imponiendo nuevas exigencias, entonces los gatos quedan en el medio, son como el chivo expiatorio. Para colmo la mujer tiene que ir a limpiar y darles de comer, y los gatos le saltan encima y la atacan.

¿Qué alimenta tu inspiración para componer los cuentos?
Escribo mucho a partir de la observación, de lo que me pasa y de lo que veo. Siempre repito lo que decía mi viejo: poeta es el que escribe lo que va viendo, pero, claro, hay que ver cómo mira uno y cómo lo cuenta, porque la mirada del escritor es una mirada particular. Creo que hay un motor para la escritura que está más vinculado con la elucubración literario-intelectual, con una concepción del mundo... Borges, por ejemplo, hacía una literatura muy relacionada con las ideas. Yo siento que mi punto de partida es más la experiencia, lo vivencial, y de ahí en todo caso me remonto a la elucubración.

A lo largo de mi vida trabajé en agencias de publicidad y en periodismo, así que lo de ir y venir por la ciudad como un laburante, viajar y andar por la calle lo viví mucho y de esa observación del trajín cotidiano surgen muchas cosas.

¿Cómo aparecieron las fábulas?
La primera fábula surgió a partir de que en el barrio encontraba cartelitos muy lindos con fotos de perros que la gente perdía y se me ocurrió una pequeña ficción. Sentí que no tenían un tono realista sino de fábula, después surgió otra y me pareció que estaban tocadas por una atmósfera emocional que las vinculaba con el resto de los cuentos.

Fuente: Télam

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