Catamarca
Viernes 19 de Abril de 2024
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Una revisión al universo crítico y poético de Néstor Perlongher

Juan Rapacioli

"No hay palabra en Perlongher que no tenga esa crisis profunda de llevarnos a una zona imposible", sostuvo el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, en una charla ofrecida el martes a la noche junto a los críticos Adrián Cangi y Jorge Panesi, en el marco de las jornadas realizadas en esa institución en homenaje al escritor argentino.
Con el objetivo de reflexionar sobre el estado de la cultura a 20 años de la muerte de Néstor Perlongher, ocurrida en San Pablo, Brasil, el 26 de noviembre de 1992, a causa del sida, la Biblioteca Nacional organizó estas jornadas sobre "el poeta de Avellaneda" que intentan dar cuenta de la actualidad de su pensamiento crítico y de la dimensión de su obra poética.

"A Perlongher lo conocí a finales de los 70 en San Pablo. Lo recuerdo como alguien que leía a Deleuze y daba clases de antropología en la Universidad Estatal de Campinas", contó el director de la Biblioteca Nacional a un numeroso público congregado en la Sala Juan L. Ortiz.

Pero señaló que "ese es un recuerdo absurdo, porque cuando uno piensa en él, no piensa en un profesor con métodos ´deleuzianos´, sin embargo, sus artículos y sus ensayos eran escritos de esa manera, con esa inflexión".

"En la descripción de los cines nocturnos de San Pablo que Perlongher hacía aparece otra cosa: una visión pavorosa, excesiva, impensable, otras notas que no se encuentran en los libros de texto habituales de un profesor universitario. Es una oculta poética disfrazada de prosa deleuziana", insiste González.

Y apuntó: "lo que Perlongher hace con el idioma poético no resulta muy fácil de describir, porque todas sus palabras enjoyadas, como diría él, se dirigen a una zona indecible. Como cuando describe las escalinatas de los cines de San Pablo: un lugar donde que se transitaba resbalando en semen".

"Ese tránsito, esa caída, ese resbalón, son todas palabras de una sensualidad muy fuerte que él usaba. Una sensualidad basada en el disparate de la lengua: son palabras que llevan a un sentido que no puede ser dicho, un sentido donde surge la misma vida humana", sostuvo el sociólogo.

Para González, "no hay palabra en Perlongher que no tenga esa crisis profunda de llevarnos a una zona imposible en un sentido procaz. Y la procacidad no existe en forma directa. El estilo argentino de la procacidad es decirlo todo y no conocí persona más procaz que Perlongher que, a su vez, conseguía no decir nada exactamente procaz. Parecía que el idioma tenía un giro excelso llegado a su sublimidad".

"Y con un idioma sublime lo que hacía era hablar de cosas más ligadas a lo espantoso de la existencia, pero también al goce profundo de buscar en el lenguaje la fábrica misma de los sueños. Lo que hizo fue convertir el idioma en una escalera -como la del cine-, en donde las palabras se van deslizando grotescamente, de lo más sublime a lo más abyecto", explicó el director.

Y agregó: "así lo recuerdo a Perlongher. Por lo demás, es cierto que caminamos juntos por las calles de San Pablo; lo vi desocupado, buscando trabajo, siendo un desconocido que sabía la obra poderosa que tenía, en un país donde por más que un argentino se empeñe siempre va a ser alguien ajeno".

"Recuerdo algunas situaciones: los años 70, junto al Frente de Liberación Homosexual, del cual creo que no estaba muy convencido; la estadía en Brasil, que no recuerdo con placer; y el regreso a la Argentina, donde, finalmente, estaban sus lectores", concluyó González.

Por su parte, Panesi señaló: "a veces la lengua se vuelve loca, al menos, eso creía Derrida; salvo que la locura de esa loca esté siempre allí, como un agente que actuará tarde o temprano, en el momento menos pensado, y también en todos los momentos. Cuando una lengua se vuelve loca deja salir a los monstruos, los desata, los desvela".

"Una vez interrogué a Perlongher acerca de una polémica intelectual de la que había participado. Y me respondió: no hagas caso, es cosa de locas. Creo que hay una encrucijada en esa reflexión: él supo hacer una política, no sólo por lo suburbano, lo minoritario y lo lumpen, sino que le dio una dimensión poética a la lengua de las locas", sostuvo el crítico literario.

Y explicó: "cuando una lengua cambia, no es sólo la lengua la que cambia, es la historia misma de sus procesos que está siempre enloqueciendo. Al respecto, la irrupción de Perlongher produce una serie de efectos inesperados en la poesía argentina".

Además, el crítico literario Adrián Cangi ofreció, como forma de homenaje al autor de "Alambres" (1987), una lectura titulada "Poder decir sin descifrar".

Fuente: Télam

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