Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Una saga de erotismo soft que deja al descubierto las carencias de la sociedad moderna

Bajo la hipótesis de que los best-sellers codifican los interrogantes de una época, la ensayista marroquí Eva Illouz analiza en "Erotismo de autoayuda" el éxito mundial de "Cincuenta sombras de Grey", la saga de la inglesa E. L. James que, a pesar de su escritura precaria y sus lugares comunes, condensa las preocupaciones de una sociedad que ha convertido a la autoayuda en una de las maneras cruciales de organización de la subjetividad contemporánea.
La autora de "Por qué duele el amor" centra su nuevo libro en la trilogía que lleva vendidos más de 70 millones de ejemplares en todo el mundo y narra la historia de una mujer que se inicia en el sexo a través de la relación con un hombre que la sumerge en ardorosas prácticas sadomasoquistas que trascienden el campo sexual y trastocan todos los órdenes de la vida en común.

Como un acto supremo de afirmación de un yo moderno, "un acto de empoderamiento y automejoramiento", presenta Illouz a este "manual de autoayuda sexual" que erige al sadomasoquismo -tan onmipresente en la saga- como una instancia compatible con un nuevo modo cultural que hace frente al problema de la volatilidad de las relaciones románticas, ofreciendo una certidumbre acerca del dolor, los roles y los límites del consentimiento.

Habitualmente bastardeada desde sentencias que la sitúan como "erotismo soft para amas de casa" o "pornografía para mamás", la socióloga se vale justamente de estas categorías para analizar el éxito de la obra, a la que define como una versión casi caricaturesca de una novela gótica que reversiona tópicos bien conocidos, amparados en el cruce de una joven virtuosa e inocente con un hombre rico que ejerce todo tipo de dominación sobre ella.

En "Erotismo de autoayuda", editado por Katz, Illouz plantea que los textos que ganan consenso en una sociedad son aquellos que ofrecen soluciones simbólicas a dilemas sociales -allí conquistan terreno los libros de maternidad, las novelas románticas y los relatos folklóricos tradicionales- y postulan sin ambiguedades "cómo deben hacerse las cosas".

En la escena moderna, según la autora de "Intimidades congeladas", este propósito tutor está encarnado en la autoayuda, que con el advenimiento de la psicología clínica se transformó en la forma dominante de relación de cada individuo consigo mismo y en una de las maneras de organización de la subjetividad.

Illouz expone que la autoyuda no es apenas un segmento del mercado editorial sino una de las vías principales para la conformación del yo en un mundo atravesado por la incertidumbre y a la vez una nueva modalidad de la cultura que ha transformado las formas en que el individuo se conecta con la sociedad.

Esta matriz atraviesa de una manera no explícita la narración de "Cincuenta sombras de Grey" bajo la forma de un repertorio sutil de técnicas y consejos que, a diferencia del realismo que define a la variante canónica del género, circula contenido en una fantasía erótica que presenta al cuerpo como depositario de placer y dolor al mismo tiempo.

"La literatura popular femenina articula el placer como un traspaso útil de la fantasía a la vida cotidiana. La fantasía produce placer porque borra las carencias y los conflictos simplemente declarando que no existen", sostiene Illouz, convencida de que en el modo cultural de autoayuda, "la fantasía o ficción proporciona los instrumentos para controlar y modificar la vida cotidiana".

Así, las prácticas sadomasoquistas que atraviesan la novela de James encarnan una fantasía cultural antes que sexual que expresa los disparadores de la autoayuda en tres registros simultáneos: un apunte sobre las carencias del amor, una fantasía romántica y finalmente una trama de consejos para mejorar esa vida.

"La autoayuda ha llegado a ser el núcleo de la subjetividad moderna, porque se encuentra en la juntura de los ideales de autonomía, las técnicas psicológicas de autoconstrucción y los vastos intereses económicos de las diversas industrias que apoyan y conforman ese proceso".

La autora postula el suceso de "Cincuenta sombras de Grey" en un contexto de "pornificación" de la cultura que ha llevado a las mujeres a volverse consumidoras activas del rubro y a extender los alcances del deseo más allá del propósito de libertad, placer y poder para interpelarse sobre la identidad y el manejo de las relaciones.

"Si la novela del siglo XIX trataba de cómo la mujer joven se descubre a sí misma a través del amor, los textos populares contemporáneos dirigidos a las mujeres preguntan: ¿qué se puede descubrir sobre una misma al emprender una vida sexual activa, libre de las metas y las contricciones del matrimonio? La liberación sexual ha traído nuevas prácticas para que las mujeres 'recuperen' su sexualidad como un aspecto positivo y moral de su identidad", apunta.

Illouz indica la sexualidad de las mujeres modernas naufraga en las tensiones entre la libertad sexual y la estructura social tradicional de la familia, entre el deseo del placer individual y el deber de atender a las necesidades de una unidad doméstica, un conjunto de razones que en su compleja articulación inhiben los planteos reduccionistas que consideran a "Cincuenta sombras..." como "pornografía para mamás".

"La sexualidad nunca es simplemente el encuentro de dos cuerpos, sino también una forma de poner en acto las jerarquías sociales y la moralidad de una sociedad", apunta Illouz, para quien el placer de leer esta novela de "pésima calidad literaria" radica en su articulación de las tensiones que asedian las relaciones heterosexuales modernas y la utopía del amor sexual, "resucitado de las cenizas de las convenciones de la pasión romántica y concebido en una relación sadomasoquista".

El vínculo asimétrico que une a los personajes de la frágil Ana -que lucha por su autonomía y lentamente la conquista a través del amor- y del dominante Christian, visibiliza un entramado de tensiones a las que Illouz atribuye el éxito de la saga: por un lado las contradicciones entre la sexualidad recreativa y el amor, pero también entre el poder social del hombre y el reinado doméstico de la mujer, entre el estereotipado desapego emocional masculino y el involucramiento femenino.

"Enamorarse implica una pérdida de soberanía. En el romanticismo esto se siente como una experiencia directa y exaltada de la pasión, como una fuerza primaria y cruda de la naturaleza. Pero en la modernidad, la pérdida de soberanía es un problema, una situación que amenaza la integridad del yo porque amenaza su autonomía en cuanto parece someterse a la voluntad de otro. Eso ocurre porque en la modernidad la autonomía es el principal código cultural del ser", destaca Illouz.

En ese línea, "Cincuenta sombras..." no atiende a las fantasías del amor eterno y romántico. Por el contrario, la relación de los protagonistas está acechada por las luchas y las treguas: esta batalla por el poder o la autonomía, lejos de atenuar el deseo, se convierte en su disparador.

Fuente: Télam

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