Ya en 1994, Milton y Lagartija, uno más panzón, otro demacrado, retoman sus demostraciones en clubes de mala muerte donde cobrar también es una lucha. En el medio, se lee una amistad a prueba de golpes y también encuentros poco felices con políticos y mafiosos de escasa monta, y otros más celebrados con pequeños fans, el charlatán mago Fumanchú, la irónica Lucía y el tosco Don Cosme.
"La idea de ´Vitamina´ surge, como todo lo relacionado con el catch en este país, de una mezcla de infancia mirando ´Titanes en el Ring´ con películas como ´Bagdad Café´, enmarcada en los 90, donde todo lo local era decadente", cuenta Mosquito sobre el tiempo real en el que sucede la historia, que se mecha con flashbacks de los momentos de gloria en el ring.
Reggiani, guionista y bibliotecario, indica que estas historias autoconclusivas tienen dos premisas: "Celebrar la amistad y el oficio. Más que luchadores, son dos amigos que, como pueden, siguen su oficio. En buena medida, el catch es un condimento".
La dupla creadora, ya emblemática en el mundo del cómic local, se conoce hace más de 15 años. Este, sin embargo, fue su primer trabajo común y tardó varios años en ver la luz. En el medio hicieron muchas historias cortas, el cómic book "La Mueca de Dios" y actualmente "Tristeza", que también sale en Fierro.
En diálogo con Télam, Reggiani (La Plata, 1969) y Mosquito (Buenos Aires, 1976) hablan de sus personajes, vuelven sobre sus infancias y los años 90, que marcó el pulso de la historia.
-¿Qué fue lo que encontraron de atractivo en el catch?
FR: Visualmente es potente. No es lo mismo dos tipos conversando que hacerlos disfrazados y en un gimnasio, eso los vuelve lindos de ver. Además, son personajes "en serio". Lagartija tiene el "poder hipnotizador" de verdad y Kovadonga es un genuino campeón.
AM: Somos de una generación que se sabía de memoria los temas de "Titanes", un programa que paralizaba el mundo infantil. Quisimos inventar nuestra propia troupe, con aditamentos como tipos que saben pelear de verdad. Fue escaparle a lo ´nerd´ del catch.
Reggiani reconoce que la nostalgia "lo deprime" y, por eso, la imagen del catch en estas viñetas "no está mediada por el presente, es una parte pura de mi infancia". Mosquito acuerda tajante: "Es la infancia y nada mas", aunque guiña, "tenemos máscaras en los cajones del ropero".
-Las personalidades y la relación entre ambos luchadores se revela de a poco, ¿cómo fue esa construcción a cuatro manos?
AM: Nos gusta mucho discutir sobre las historietas y no pensamos en dosificar información, hay muchas cosas que funcionan como alusiones. Su relación y sus personalidades se desarrollan de a poco porque así se hicieron las historias. Fueron muy conversadas y sabíamos que Milton es serio y el Lagartija, lo opuesto.
-¿Cuánto juega la nostalgia y la soledad en los protagonistas?
FR: Milton tiene una mirada más idílica sobre el pasado exitoso de ´Vitamina´ (también la tiene sobre el presente) y Lagartija lo corrige siempre. La nostalgia es la visión global que da la historieta. Por un lado, el recuerdo con sonrisa; por otro, las grietas de todo período histórico cuando uno lo mira de cerca".
"En cuanto a la soledad -continúa Reggiani- ellos cargan con historias y fracasos, son tipos maduros. Pero a la vez no nos gusta regodearnos en eso, ni maltratar a nuestros personajes. Arrastran sus historias, pero además son amigos y se divierten".
-El presente de la trama, situada en 1994, también habla de un momento político. ¿Se trató de pintar una época?
FR: La empezamos a fines de los 90 y no era una parte del pasado.
Como se publicó en 2010 quedó en el pasado (por eso hay páginas incorporadas con los personajes aún más viejos). No sé si se trató de pintar una época o solo fue pescar señales de ese presente.
AM: Ese pasado fue decadente para la gran mayoría. Era casi ´natural´ que ellos hicieran changas. Queríamos que tuvieran casi 30 años durante los 70 y que se viera el resultado de una decadencia, como en muchos otros aspectos de la vida nacional".
"Vitamina Potencia", con ese declive a cuestas y la melancolía atravesada, nunca le quita la media sonrisa al lector porque, en definitiva, la guía narrativa es una amistad: "Es poder contar con el otro y es narrar historias de señores grandes que comen asados.
Como nosotros dos", concluyen Reggiani y Mosquito.
Fuente: Télam