Es decir, un plazo perentorio con el que cuenta la empresa constructora de las mencionadas viviendas, para subsanar los inconvenientes edilicios y reemplazar -en que caso que corresponda- las aberturas defectuosas.
La mayor problemática estaría centrada en las filtraciones de los techos de la mayoría de las viviendas, que no pudieron sortear con éxito la primera lluvia del año. A esto debe sumarse también diversos inconvenientes en las aberturas y cañerías de gas.