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Viernes 19 de Abril de 2024
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Voces de la cárcel urden la antología "Puertas salvajes"

Las puertas de la imaginación, las cavilaciones, la invención, los sueños, la digresión, son a veces las únicas que ceden a los cerrojos de las prisiones, como lo certifica la antología de poesía "Puertas Salvajes" de los internos de la Unidad Penitenciaria número 48 de la localidad bonaerense de José León Suárez.
La compilación de los 19 poetas -todos pertenecientes a un taller literario que funciona los miércoles de 14 a 18, que lleva el nombre de un gran escritor argentino asesinado por la dictadura, "Rodolfo Walsh"- estuvo a cargo de los poetas Cristina Doménech y Pedro Nazar, quienes coordinan dicho espacio con el apoyo de la Universidad Nacional de San Martín.

"Puertas salvajes" tiene un antecedente en la antología "Ondas de Hiroshima" de 2010, también preparada por Domench y Nazar con internos del "Walsh", y que cuenta ya con tres ediciones.

Al igual que en aquella primera compilación, en este último libro (cuyo título está tomado de versos del interno Mario Cruz que aluden a unas puertas salvajes rechinando en un "tiempo oxidado") hay temas recurrentes: la muerte, la esperanza, el tiempo, la soledad, la libertad.

Sobre un término que se repite en varios poemas, "el aire", en alusión al movimiento, al volar, expresa Nazar: "Sin duda la palabra libertad es muy importante para ellos, todos los poemas atraviesan por ahí. Pero no tanto la libertad, como la cualidad catártica del arte en el sentido aristotélico en el que uno se identifica".

"Me refiero a que cuando escriben en la forma en que lo hacen, son conscientes de que están rompiendo una estructura de lenguaje que no los dejaba cambiar de mentalidad y los reducía a discursos de marginalidad social. ´Quiero cambiar mi lenguaje para cambiar el mundo´, dice un interno; ése es el aire que se respira en el libro".

Destacan en "Puertas salvajes", entre otras voces, las de Rodrigo Alfonso, Julián Galeano, Bruno Ledesma, Anthony Leiva, Diego Valerga, Eduardo Mettica (quien escribe que dentro de cada preso: "El corazón late libertad") y Nicolás Dorado.

A éste último, poeta de indudable originalidad y fuerza metafórica, lo califica Domenech como "una revelación extraordinaria, su poesía nos hace preguntarnos una y otra vez por la potencia de la palabra poética y su fuerza como arma de combate".

Sobre el tema del tiempo -otro de los tópicos que se repite en el libro- apunta Domenech que tiene que ver con el hecho de que los internos "conviven con la violencia, y el tiempo es algo violento para ellos. Es el transcurrir sin futuro lo que los demuele. Con eso trabajamos mucho. Con la idea de que el futuro, o sea el presente, se construye a cada instante".

Si en antologías similares prevalecen textos con un cierto tono expositivo, de desahogo, de reclamo, a ratos con expresiones que buscan un interlocutor tras los muros, en "Puertas salvajes" prima un clima intimista. Explica Nazar: "La consigna del taller es clara; la poesía es un arma para romper la lógica de la mirada o del lenguaje.

Es por eso que creo que no necesitan caer en la típica estética carcelaria, ya que con el mismo poema, con la búsqueda de la metáfora, llegan a sentir que están realmente rompiendo con otro sistema terriblemente carcelario como es el lenguaje".

Ese no sentir una necesidad de reclamo, prosigue Nazar, "puede deberse a que su libertad comienza cuando empiezan a escribir; creo que un mérito del taller es que realmente ellos lo sientan así". La dinámica del trabajo -según Domenech- pasa por acercarle al interno fotocopias de poemas de épocas y estéticas diversas, proponer lecturas y consignas de trabajo: "Que funcionen como una excusa, una herramienta que permita generar escritura abierta para romper con la literalidad", dice.

Y acota que en lo que va del 2013 el grupo recibió algo de teoría literaria y además "leemos ensayos, antologías y todo aquello que sirva para pensar qué es la literatura, la escritura".

Entre aquellos textos y autores que son requeridos con mayor asiduidad por los integrantes del taller, Nazar enumera a Alejandra Pizarnik, Pablo Neruda, Dylan Thomas y Rogelio Nogueras.

"Creo que en esto coincidimos con Cristina, no hay preferencia, lo importante es que el poema trabaje ese tipo de ruptura de la que hablé antes.

Buscamos poemas que inquieten, que sacudan, que usen metáfora, que salgan del lugar común, que genere sentidos nuevos, que trabaje con el lenguaje", dice.

Doménech enfatiza el interés de los internos por el taller. "Es impresionante; empiezan a ´poder escribir´ por fuera de lo que toda la vida pensaron; es muy fuerte; hay una apertura hacia otro espacio, otro tiempo, otro mundo, el de la libertad, y así lo expresan.

Es una libertad que nadie les puede quitar", agrega. Poetas bonaerenses y graduados en Letras, Domenech y Nazar cuentan con una sostenida producción; la primera lleva editados -entre otros títulos los libros- "Impalpable" y "Tierra negra"; en tanto Nazar, quien tiene en su haber dos discos como cantautor, publicó los poemarios: "Como herrumbre de pena" y "Pez Negro".

Fuente: Télam

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