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Viernes 19 de Abril de 2024
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LOS QUE NO PUEDEN CELEBRAR

El drama de la pobreza afecta duramente a niños

Cuando este domingo se festeje el Día del Niño,al menos dos de cada diez chicos argentinos experimentará episodios de hambre. Muchos piden monedas a los viajantes del trasporte público a cambio de una estampita. Otros, deslizan sus minúsculos cuerpos por estrechos túneles en minas o, herramientas en mano, realizan las tareas del campo.
(DIARIOC, 09/08/2009) Un importante porcentaje de la población infantil argentina vive sumida en la pobreza extrema, especialmente en los alrededores de las grandes ciudades, segúnlas escasas estadísticas disponibles.

Cuando este domingo se festeje el Día del Niño en todo el país,al menos dos de cada diez chicos de hasta 17 años que habitan en alguna de las principales ciudades argentinas experimentarán episodios de hambre.

La cifra, a la que accedió Noticias Argentinas, se mantiene desde 2006, pero el año pasado marcó un leve incremento que preocupa a los expertos y en 2009 la situación parece agravarse,
según denunciaron instituciones como la Iglesia católica.

Ésta es una de las conclusiones a las que arribó el último informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, que anualmente elabora la Universidad Católica Argentina (UCA) en colaboración con la Fundación Arcor.

Este año, además de revelar el panorama de la niñez y adolescencia de 2008, también evaluó las cifras arrojadas desde el 2004, año en que se realizó la primera investigación.

Con sus rostros visiblemente marcados por las necesidades insatisfechas, piden monedas a los viajantes del trasporte público a cambio de una estampita.

Otros, deslizan sus minúsculos cuerpos por estrechos túneles en minas o, herramientas en mano, realizan las tareas del campo.

{adr}Una gran mayoría pasa sus días recorriendo las calles porteñas o del conurbano bonaerense arriba de carritos, cuyos caballos arrastran cómo pueden todo tipo de cartones, botellas y chatarra que sobre ellos se cargan.

En las intersecciones de avenidas centrales tampoco faltan niños y adolescentes que irrumpen con sus baldes y cepillo en mano cuando la luz roja frena el tránsito.

"En mi casa no se festeja el día del niño. Aunque a mí me gustaría recibir alguna vez un juguete", confiesa tímidamente Ayelén, quien con apenas 4 añitos intenta hacer malabares en una estación del subte B "para llevar algo de plata a casa".

Derechos elementales como habitar en una vivienda digna, tener acceso a la educación, al trasporte, a los servicios y a un plato de comida sólo saben ser vulnerados en gran parte del país.

El último informe del barómetro de la Infancia muestra una radiografía que preocupa: el 20,1 por ciento de los chicos argentinos menores de 18 años sufrieron hambre el año pasado.

Y este déficit no sólo muestra un ligero aumento respecto de 2007 (20 por ciento) sino que además experimentó en el último trienio variaciones regresivas en el grupo de niños y adolescentes que viven en hogares que experimentan hambre con mucha frecuencia.

Trepó de un 4,6 por ciento en el 2006 a un 10 por ciento en el 2007 y se mantuvo en esos niveles en el 2008, siendo más significativo el incremento en el Gran Buenos Aires que en el interior del país.

"Como es de esperar, los niños y adolescentes que experimentan episodios de hambre se concentran mayoritariamente en el 50 por ciento más pobre", señaló Ianina Tuñón, directora del estudio.

La especialista citó como ejemplo que entre el 2004 y el 2006, los niños más pobres de la Argentina urbana bajaron de un 30 por ciento con problemas serios para poder comer a un 9,9 por ciento, pero en el 2008 la cifra volvió a subir entre un 14 y un 22 por ciento, según el marco muestral que se considere.

En el caso de los indicadores vinculados a los de la subsistencia, "hubo una reversión de la tendencia positiva a partir del 2007 con los primeros signos de la retracción de la economía, mientras que las cifras asociadas a las condiciones del hábitat y la salud mostraron evoluciones positivas más moderadas pero que supieron mantenerse constantes en el tiempo", sostiene el estudio.

En materia de habitabilidad, las cifras arrojadas son más favorables. Los problemas de vivienda siguen una evolución positiva estable entre el 2004 y el 2008, pasando de un 62 por ciento de niños y adolescentes en viviendas con algún déficit (hacinamiento, vivienda deficitaria, déficit de saneamiento ó tenencia insegura) a un 51 por ciento el año pasado.

"Las mejoras más significativas –explican los investigadores- se evidenciaron a nivel de los chicos con problemas severos de habitabilidad, entre aquellos que registraban más de un problema, en tanto pasaron de un 34 por ciento de déficit a un 22 por ciento en el 2008".

La investigación también indagó las dificultades de acceso a la cobertura de la salud a través de obra social, mutual o prepaga.

En este aspecto, mientras afectaban a más de la mitad de la infancia urbana (57,5 por ciento) en el 2004 decreció al 47,9 por ciento en 2008.

Esa evolución positiva se registra básicamente en el déficit moderado, es decir en aquellos casos en los que no tienen cobertura de salud pero si tienen hospitales cercanos a su vivienda, aclaran los investigadores.

Y subrayaron que de todas formas, las cifras siguen siendo altas ya que casi la mitad de la población infantil no tiene plan médico.

Fuente/ 26noticias.com.ar

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