Hace dos años, con enorme alegría volvía a pisar el campo deportivo del club de sus amores desde donde se inició. En esa oportunidad pudo encontrarse con varios de sus amigos, compañeros y rivales deportivos de esa época, mantener una charla llena de historia y ver de nuevo a la camiseta de la “V” dentro de la cancha luego de más de medio siglo.
Mario Reyes, nacido en el país vecino de Chile en el año 1940 y que a sus cuatro años de edad sus padres Zalateo y Gabina (ambos Argentinos), lo trajeron junto a sus hermanos a la localidad de Palo Blanco -Distrito Fiambalá-, donde se crió y estudió la primaria, además de descubrir su gran talento por el futbol que hoy en día sus descendientes son oídos de aquellas hazañas con la pelota dentro del campo deportivo.
Reyes, en una entrevista exclusiva con EL ABAUCÁN DIGITAL (hace dos años atrás) dijo, “Hoy vine a la cancha a ver jugar a mi sobrino Marcelo Reyes, pero nunca pensé que después de tantos años me reconocieran los que en aquellos años eran niños como el Gordito Carrizo, Carlos Vázquez, Beto Castro –entre otros-”. “Tengo tantos recuerdos lindos de mi Club Andino cuando jugaba con Paco Ocampo, Ricardo Bustamante, Chispita, Ramón Carrizo, Tiburcio Quiroga, El Curco, Varelita Quiroga, Ramón Rodríguez, Teodocio Castaño y tantos que nunca me olvido”, y veo que el futbol Fiambalense crece día a día con jugadores espectaculares, como los que veo. Ojalas las autoridades los apoyen para que algún día pueda verlos en el futbol nacional. Dijo con una innegable emoción en su rostro.
Dentro de la carrera deportiva de Mario Reyes, comenzó jugando a los 15 años en Andino (durante cuatro años), luego pasó a los clubes de Racing y Juventud Unida de Tinogasta; Posteriormente a Amero Tesorieri de la Pcia. de La Rioja (por más de tres años); Después al Club Murialdo Mendoza, llegando a jugar dentro del Nacional “B” para luego pasar al Club Sur Los Andes del KM 8 de Comodoro Rivadavia, lugar donde finalizó su carrera deportiva.
Luego de tantos años de éxitos deportivos, del cual pudo levantar varias copas de campeonatos, inclusive haber enfrentado a varias figuras –pasadas- del futbol nacional-, comenzó a trabajar en el sur del país en una empresa metalúrgica y luego en otra empresa de ingeniería petrolera, donde pudo formar su familia junto a su esposa Delina Britos del cual nacieron sus hijos Mario del Tránsito, Edgardo Antonio y Marcela del Valle, quienes le dieron 8 nietos y 2 bisnietos, para luego jubilarse.
En esa oportunidad quiso agradecer a su hermana Paulina por haberlo acompañado por muchos años en su carrera deportiva en lo anímico y familiar.
Éste medio de prensa pudo observar que a pesar de las décadas que transcurrieron, la gran figura de Mario “El Chueco” Reyes perdura en las personas que peinan algunas canas.
Sin lugar a dudas, el Club Andino pierde uno de los jugadores más destacado en su historia deportiva, por el nivel deportivo sin precedente que llegó a pesar las innumerables carencias que existían en aquellos años. Además de ser un hincha fanático de éste, su querido club Fiambalense.
Valla nuestro más sentido pésame a toda la familia de Mario “El Chueco” Reyes, quienes seguramente se sentirán orgullosos por el excelente jugador que fue, pero principalmente por la destacable persona que supo sembrar y cosechar muchos amigos que lo apreciaron durante toda su vida.
Lo recordamos con una frase que solía decir: “El día que me muera recuérdenme jugando al futbol, riéndome, bailando y contando cuentos; porque fue lo único que supe hacerlo bien. No tienen que llorar”.
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