El atacante que falleció al detonar sus explosivos, mató al agente policial, a un recluta del Ejército, e hirió a otros 10, informó la policía a la agencia de noticias DPA.
En otros ataques los rebeldes mataron hoy a 13 miembros de las fuerzas de seguridad en la norteña provincia de Nínive, que es una de las zonas más peligrosas de Irak.
En Mahallabiyah, al oeste de Mosul capital de Nínive, militantes con armas automáticas atacaron una base militar, matando a 12 soldados e hiriendo a 15, informaron un oficial de policía y un empleado de la morgue, mientras que en otro ataque al sudeste de la misma ciudad, un coronel de la policía fue asesinado a tiros.
Los grupos militantes con frecuencia tienen como blancos a los miembros de las fuerzas de seguridad, algunos de los cuales carecen de la formación y la disciplina necesarias para repeler los ataques.
Las fuerzas de seguridad deberán pasar una gran prueba el 30 de abril, cuando los iraquíes vayan a las urnas en la primera elección parlamentaria desde que las fuerzas estadounidenses dejaron el país a fines de 2011.
La creciente violencia, que en el último año se propagó por todo Irak, fue impulsada por el enojo generalizado de la minoría árabe sunnita, que dice que son maltratados por el Gobierno y las fuerzas de seguridad en las que predominan los fieles del Islam de la confesión chiita.
En lo que va del año, 2.650 personas murieron, pese a las operaciones de las fuerzas de seguridad contra los militantes islamistas.
Fuente: Télam