Estos primeros resultados corresponden a 26 de las 34 provincias afganas y sólo incluyen cerca de medio millón de votos escrutados de un padrón de trece millones de electores, lo que significa que la victoria de Abdullah y la necesidad de una segunda vuelta aún no son definitivas.
Más aún, los rumores de un posible fraude tiñen de incertidumbre al panorama electoral afgano.
La Comisión de Quejas Electorales, el organismo encargado de investigar las denuncias de fraude en las elecciones en Afganistán, elevó hoy el número de reclamos recibidos a 338, un número muy superior a los 225 de los comicios presidenciales de 2009.
En esas elecciones, Abdullah cuestionó la transparencia del proceso y retiró su candidatura, pese a haber quedado segundo y haber entrado en el ballotage con el actual presidente, Hamid Karzai.
Esta vez el veterano dirigente político y reconocido oftalmólogo es el favorito para quedarse con la Presidencia, aunque no está claro si lo logrará en la primera vuelta.
Durante dos décadas, Abdullah fue la mano derecha Ahmad Shah Massoud, un líder que se hizo conocido en los 80 en Estados Unidos por su lucha contra las fuerzas de ocupación soviéticas y luego en los 90, por enfrentarse al gobierno talibán y su extremismo religioso.
Abdullah fue la mano derecha Ahmad Shah Massoud, un líder que se hizo conocido en los 80 en Estados Unidos por su lucha contra las fuerzas de ocupación soviéticas
Mossoud murió en un atentado de Al Qaeda apenas dos días antes de los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono.
Tras la invasión norteamericana a Afganistán, Washington reconoció los antecedentes de Abdullah y lo nombró canciller del gobierno interino, el mismo cargo que había detentado brevemente en el gobierno de unidad nacional que fue derrocado por los talibanes en 1996.
El hombre conocido por los afganos como doctor Abdullah ocupó la estratégica cartera hasta 2005, cuando renunció por sus crecientes diferencias con el presidente Karzai, otro líder afgano beneficiado por el apoyo norteamericano.
Desde su salida del gobierno, Abdullah se dedicó a construir su Coalición Nacional de Afganistán, una fuerza que fue sumando líderes de distintos sectores políticos y, principalmente, de distintos orígenes étnicos, un concepto central en un país donde la organización tribal sigue rigiendo la vida política, económica y social.
Entre sus principales críticas al gobierno de Karzai, se destacan su rechazo a la corrupción endémica del Estado afgano, un dato reconocido inclusive por sus socios norteamericanos, y su cuestionamiento a las nuevas negociaciones de paz con los taliban, un proceso apoyado discretamente por Washington.
El resultado final de las elecciones presidenciales del domingo pasado serán cruciales para el futuro del país asiático ya que se trata de la primera vez desde la invasión norteamericana que Karzai no se presenta como candidato.
Además, el traspaso del poder coincidirá con el retiro del contingente militar de la OTAN, que lideraba el combate contra la insurgencia armada desde la invasión de 2001.
Por decisión de Karzai, será su sucesor el que decida si aprueba mantener en el territorio un importante contingente militar norteamericano, que tendrá acceso a todas sus instalaciones castrenses y libre circulación entre sus ciudades.
Fuente: Télam