"En el Consejo Europeo de mañana defenderé ante mis socios la necesidad de redoblar nuestros esfuerzos para evitar que se repitan dramas de esta naturaleza", dijo hoy el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, en un foro económico que reunió en Barcelona a cancilleres de 10 países europeos y norafricanos.
Rajoy luego enumeró los principios que defenderá en la cumbre.
En primer lugar, el control de las fronteras de la UE "debe ser un esfuerzo compartido por el conjunto de la Unión, Estados miembros, instituciones y agencias", subrayó.
"La Unión debe facilitar apoyo político, operativo y financiero a los países que constituyen su frontera exteriores", y "el apoyo y la cooperación debe extenderse a terceros países que son origen o tránsito de la inmigración irregular", añadió.
"No podemos tolerar de ninguna manera que el mar que nos une y nos acerca se convierta en una fosa común", remarcó Rajoy, haciendo referencia a la decena de miles de inmigrantes que en la última década perdieron la vida cruzando el Mediterráneo en busca de un futuro mejor.
El reciente hundimiento de dos barcos en costas italianas provocó una alarma social, pero España y Grecia también siguen recibiendo inmigrantes africanos en sus costas
Italia y Malta son los países que actualmente soportan la mayor presión migratoria con la llegada masiva de refugiados económicos y políticos que llegan a través del Mediterráneo de los países del norte del África como Libia y Egipto, aún convulsionados tras las revoluciones de la Primavera Árabe.
El reciente hundimiento de dos barcos en sus costas provocó una gran alarma social y la indignación del mundo entero, pero España y Grecia también siguen recibiendo inmigrantes africanos en sus costas.
España logró contener la presión de los inmigrantes indocumentados en los años recientes reforzando el control marítimo por medio del Frontex, la agencia de seguridad creada en 2004 para ayudar a controlar las fronteras de la UE, y con acuerdos de cooperación con Marruecos, Mauritania y Senegal.
El refuerzo del control en España desvió los flujos migratorios hacia Grecia, país que se queja porque los "sin papeles" que llegan a su territorio y luego se trasladan al resto de la UE son enviados de regreso al país heleno para tramitar sus pedidos de asilo o esperar a ser expulsados definitivamente del bloque.
Así, el problema añadido a la tragedia de las muertes en alta mar es que los inmigrantes que llegan a tierra firme son recluidos en instalaciones sin capacidad, que están saturados, y nadie sabe muy bien qué hacer con ellos, condenándolos a vivir en un limbo.
De hecho, la actual política europea carga el mayor peso en los países receptores, de ahí que el primer ministro italiano, Enrico Letta, haya pedido que se aborde el problema no solo desde el punto de vista de la seguridad, reforzando el Frontex sino cambiando la normativa de asilo, el reglamento "Dublin II", que establece que los países a los que llegan los refugiados son responsables de su acogida y de tramitar los pedidos de asilo.
"El Mediterráneo no es solo un problema de los países del Sur", sostuvo en Barcelona el viceministro de Relaciones Exteriores italiano, Lapo Pistelli, quien recordó que dos tercios de los inmigrantes que llegan a las costas de su país se dirigente a otros Estados miembros, como también argumenta Grecia.
En la misma línea que España e Italia, Francia defendió la necesidad de abordar "el problema terrible que se está viviendo en el sur mediterráneo en toda su dimensión", según afirmó el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius.
Los Estados del sur del mediterráneo no sólo piden apoyo económico a sus socios del Norte, sino además un reparto equitativo de toda la responsabilidad sobre la gestión de la inmigración irregular, algo que será difícil de lograr, puesto que Alemania ya se opuso a abordar el tema del asilo en la última reunión de ministros de Interior de los 28.
Fuente: Télam