Pero nadie esperaba una victoria tan rápida y definitiva en apenas tres semanas, una victoria que ni siquiera los propios estadounidenses que alardeaban de poseer el ejército más poderoso del mundo se animaban a vaticinar en el desierto iraquí.
Saddam había declarado que en Bagdad los invasores recibirán una resistencia similar a la que encontraron las tropas alemanas en la ciudad rusa de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial, pero ello no ocurrió aunque hubo esporádicos combates. (Télam-SNI)