En noviembre pasado, el anterior presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, postergó la firma de un acuerdo de libre comercio con la UE, lo que motivó grandes protestas en Kiev que finalmente lograron derrocarlo.
Barroso aseguró que la UE no tiene "ninguna ambición adicional" en la firma del acuerdo de asociación, excepto la prosperidad de Ucrania, informó la agencia EFE.
Sin embargo, poco se informa sobre el acuerdo que la UE quiere firmar con Kiev, acuerdo que en principio parece más beneficioso para los Veintiocho que para Ucrania.
El sociólogo estadounidense Jozsef Borocz explicó en un artículo que el acuerdo que Yanukovich se negó a firmar contempla la eliminación de aranceles y barreras comerciales a los capitales de la UE.
Es decir que los productos de países como Alemania y Polonia podrían invadir Ucrania y desmantelar sus complejos productivos que no lograrían competir con los productos europeos.
El acuerdo propone también financiar infraestructuras en los sector de transportes y energía, pero no precisa con qué fondos, ni bajo qué términos.
Menciona la posibilidad de que Ucrania pueda acercarse "poco a poco" al Acervo Comunitario, es decir, a las leyes y reglamentos de la UE.
Sin embargo, no dice absolutamente nada sobre la plena adhesión de Ucrania a la UE, algo que de hecho no parece estar entre las previsiones de los Veintiocho.
Sobre los prestamos que llegarán a Ucrania, lo más importante es que el dinero llegará acompañado de un paquete de reformas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), es decir, austeridad, recortes, desempleo y empobrecimiento de la población.
Ayer, el embajador ucraniano en Argentina, Yurii Diudin, reconoció que el país deberá enfrentarse a un ajuste para recibir los préstamos del FMI.
"Sí, vamos a tener que apretar más los cinturones, pero todos entendemos que esto es por Ucrania y por el desarrollo de nuestra economía", expresó Diudin en una conferencia de prensa.
Fuente: Télam