Joseph Ratzinger y el líder israelí hablaron a solas por aproximadamente quince minutos, en el convento de los franciscanos de Nazaret, tiempo en que "se analizó, especialmente, los temas del proceso de paz en Medio Oriente y los modos para hacerlo avanzar", informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
La reunión entre el sumo Pontífice y Netanyahu se produce sólo horas después que Benedicto XVI pidió el levantamiento del bloqueo a la franja de Gaza y apoyó la creación de un Estado palestino, punto de vista que no es aceptado por el primer ministro y líder del derechista partido Likud.
El premier israelí, por su parte, pidió a Benedicto XVI que utilice su autoridad para condenar los encendidos discursos anti israelíes del líder iraní Mahmud Ahmadinejad.
Ambos líderes se reunieron después que el jefe de la iglesia católica celebrara la mayor misa de su gira por Medio Oriente, en Nazaret y ante unas 40.000 personas, ceremonia en la que urgió a los residentes cristianos y musulmanes a superar recientes conflictos y rechazar "el poder destructivo del odio y el prejuicio".
El Papa dijo estas palabras en el sexto día de una gira por Tierra Santa destinada a promover la paz y la unidad en Medio Oriente, un viaje no exento de polémicas en la que debió enfrentar los asuntos más calientes de la región, como el legado del Holocausto, la ocupación israelí de tierras palestinas y los frágiles lazos interreligiosos.
La elección de Nazaret -donde se encuentran muchos sitios de gran valor simbólico para la cristiandad- como lugar para la misa se interpretó como un reflejo indirecto de esos desafíos.
El acto litúrgico se desarrolló en el Monte del Precipicio, el lugar desde el cual, de acuerdo al Nuevo Testamento, una multitud enfadada intentó arrojar a Jesús al vacío.
En el lugar, el antecesor de Benedicto, Juan Pablo II, también ofició una misa en el año 2000, informó la agencia de noticias DPA.
Rigurosas medidas de seguridad policiales enmarcaron la jornada papal, y esta mañana el ministro israelí de Seguridad Interior, Yitzhak Aharonovic, hizo una inspección a Nazaret para corroborar que la situación estuviese bajo control, informó la agencia de noticias ANSA.
Ubicada en la norteña región israelí de Galilea, Nazaret es la ciudad
árabe más grande del país, y de sus 65.000 habitantes, dos tercios son musulmanes y un tercio cristianos, dos comunidades que suelen llevarse bien pero que también atravesaron conflictos esporádicos.
Años atrás, activistas musulmanes indignaron a los cristianos con la construcción no autorizada de una mezquita cerca de la Basílica de la Anunciación, donde según los cristianos el ángel Gabriel comunicó el nacimiento de Jesús a la Virgen María. Israel demolió luego la mezquita.
En su homilía, Benedicto habló de las tensiones que dañaron los vínculos entre los credos.
"Urjo a la gente de buena voluntad de ambas comunidades a reparar el daño que se ha hecho, en fidelidad a nuestra creencia común en un solo Dios, el Padre de la familia humana, a trabajar para tender puentes y hallar el camino a una coexistencia pacífica", dijo el Pontífice.
"Que todos rechacen el poder destructivo del odio y del perjuicio, que mata las almas del hombre antes de matar sus cuerpos", agregó el Papa, citado por la agencia de noticias DPA.
Benedicto pasó entre la multitud en su papamóvil, avanzando hacia el altar detrás de una procesión de sacerdotes y obispos vestidos de blanco.
Mañana viernes, Benedicto XVI regresará al Vaticano.
