Con la meta de fundar un Estado islámico, Boko Haram nació hace más de una década en el empobrecido norte de Nigeria, que es de mayoría musulmana, reclutando a jóvenes desempleados con un discurso crítico de la corrupción del gobierno central y la desigualdad con el Sur, de mayoría cristiana y rico en petróleo.
Su mismo nombre explicita su motivación ideológica central, ya que la voz Boko Haram, de la lengua hausa, significa "La Educación Occidental es Pecado" o, quizás más propiamente, "La Cultura Occidental es Sacrilegio".
Se estima que más de 10.000 personas murieron ya en Nigeria por la cruenta campaña del grupo, que el lunes pasado agregó otra página sangrienta con la masacre a tiros de entre 200 y 300 personas en un poblado del norteño estado de Borno, un salvaje ataque en medio de la conmoción por el secuestro de las chicas.
El rapto masivo fue cometido el 15 de abril en Chibok, también en Borno, uno de los estados más afectados por la violencia de Boko Haram y que, junto a Yobe y Adamawa, está bajo estado de sitio desde hace un año, cuando el Ejército nigeriano lanzó una amplia ofensiva que sin embargo no logró amedrentar a los extremistas.
Además de aceptar la ayuda extranjera, el gobierno del presidente Goodluck Jonathan ofreció 300.000 dólares por datos que ayuden a hallar a las 276 chicas, que tienen entre 12 y 17 años.
Esta semana, el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, con una ametralladora en bandolera, tambaleándose como un intoxicado, sonriendo y leyendo desvaríos de un papel, reivindicó por primera vez el secuestro de las jóvenes y dijo que las venderá "en el mercado para vender chicas", en un video difundido por Internet.
"¡O están con nosotros, los verdaderos musulmanes, o con Obama, Francois Hollande, George Bush, Clinton...! No me he olvidado de Abraham Lincoln. A Ban Ki-moon y su gente, y a cualquier infiel, ¡maten, maten, maten, maten, maten! ¡Esta guerra es contra los cristianos!", agregó Shekau en su arenga lunática.
Los orígenes de Boko Haram se remontan a varios años. En la década de 1990, mientras predicaba en una mezquita de Maiduguri, la capital de Borno, el clérigo Mohamed Yusuf empezó a atraer cada vez a más jóvenes, especialmente a desempleados y sobre todo a los "almajirai", estudiantes coránicos itinerantes cuyas familias son demasiado pobres para darles educación.
Abogando por un islam radical y rigorista, el carismático clérigo fundó Boko Haram en 2002, acusando a los valores occidentales introducidos por los británicos de ser responsables de los males que aquejan al país del golfo de Guinea, en el oeste de Africa.
Porque pese a su orientación radical, Boko Haram posee una base étnica e histórica que data del califato de Sokoto, que dominó el norte de Nigeria, el sur de Camerún y Níger hasta la colonia británica, impuesta en 1903.
Desde ese momento, existe en la zona una gran resistencia por parte de los musulmanes a la educación occidental, usada por misionarios cristianos como una herramienta para evangelizar a la población, lo que derivó en desconfianza por parte de los locales.
Según decía Yusuf, "un Estado laico no puede aplicar correctamente la ley islámica".
En 2009, las autoridades nigerianas lo arrestaron por sus sermones incendiarios y sus llamados a la Jihad, la guerra santa. Murió ejecutado mientras estaba preso, tras lo cual se desató una ola de violencia sectaria que dejó 700 muertos en pocas semanas.
Su fallecimiento no logró acabar con la secta, y su mano derecha, Shekau, pasó a liderarla.
"No vayan a creer que la Jihad ha concluido. Todo lo contrario, apenas comienza", dijo el flamante líder en un video de 2010.
En efecto, desde mediados de 2011, la guerra es abierta, y se estima que Boko Haram asesinó a unas 3.000 personas en ataques a iglesias, escuelas, mercados y comisarías en el norte de Nigeria.
También golpeó en la capital, la ciudad central de Abuya, con un atentado con bomba que dejó 76 muertos el mes pasado e incluso con un ataque a la sede de la ONU en agosto de 2011 -el gran debut internacional de Shekau- que causó más de 20 víctimas fatales.
La situación está llevando a Nigeria al caos, al punto que el presidente Jonathan llegó a decir que la crisis "es incluso peor que la de la Guerra Civil" que vivió el país entre 1967 y 1970, que dejó por lo menos 1 millón de muertos.
Además de la crueldad de sus acciones, gran parte de la alarma mundial generada por Boko Haram proviene de la importancia de Nigeria, llamado el "gigante de Africa" por ser el país más poblado del continente y por su potencial económico.
Gracias a sus grandes reservas de petróleo, Nigeria desplazó este año a Sudáfrica y se convirtió en la primera economía africana, y para 2050 se espera que esté entre las 20 principales del mundo.
Divididos en más de 500 etnias, los 170 millones de nigerianos habitan un país literalmente partido en dos, en el que los índices macroeconómicos no ocultan la gran desigualdad entre un Sur cristiano rico en petróleo, desarrollado y beneficiado por las inversiones estatales y un Norte islámico semidesértico y pobre.
De hecho, pese a su robusto PBI, su índice de desarrollo está entre los más bajos de Africa, y el 70% de los jóvenes del norte del país no tiene trabajo, condiciones propicias para el reclutamiento de Boko Haram.
Además de su efecto en Nigeria, los analistas creen ahora que existe un riesgo real de que la violencia de Boko Haram se contagie a toda el Africa negra, donde hay más de 170 millones de musulmanes en países sumamente pobres que, sin nada que perder, podrían ser presas fáciles de los extremistas.
Fuente: Télam
