Cardoso, que gobernó Brasil entre 1995 y 2003, sostuvo que cualquier diálogo con el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) en este momento sería interpretado por la población como "una confabulación para salvar algo que no se puede salvar".
La posibilidad de una "aproximación" de Cardoso al gobierno había sido señalada por medios de prensa locales que, tras la desmentida del ex mandatario, interpretaron que éste desea ver la dimensión de las manifestaciones opositoras convocadas para el domingo próximo antes de pronunciarse sobre un eventual acuerdo para apoyar a Rousseff.
El gobierno atraviesa una delicada situación económica, determinada por el estancamiento de la producción, el fuerte aumento de la inflación y el desempleo, y la devaluación de la moneda nacional.
Paralelamente, sufre las consecuencias del escándalo Petrobras, luego de que se develara que de esa empresa estatal se desviaron fondos multimillonarios para financiar campañas electorales del PT y sobornar legisladores para aprobar proyectos de leyes impulsados por el gobierno.
El Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) autorizó el viernes al fiscal general para que investigue la eventual responsabilidad de 54 políticos -entre ellos, los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, Renan Calheiros y Eduardo Cunha- en el desvío de dinero de Petrobras.
En la lista figuran 22 actuales diputados y 12 senadores -entre éstos el ex presidente Fernando Collor de Mello- y también varios dirigentes que fueron ministros de Rousseff o de su antecesor, Luiz Lula da Silva.
En cambio, no está la mandataria, que durante el mandato de Lula fue ministra de Minas y Energía y presidenta del Consejo de Administración de Petrobras, porque, según el procurador general de la República, Rodrigo Janot, "el presidente, en la vigencia de su mandato, no puede ser responsabilizado por actos extraños al ejercicio de sus funciones".
Fuente: Télam