Con los bolsillos descontentos, Chávez hasta casi se ha convertido en un vendedor. En medio de giras interminables de campaña por todo el país tuvo tiempo para lanzar un programa de compras de electrodomésticos chinos a bajo precio y a créditos . “Me estoy metiendo a vendedor. Vendedor del socialismo para derrotar a los vendedores del capitalismo”, dijo la semana pasada en el lanzamiento de “Mi Casa Bien Equipada” , un plan estatal de línea blanca a “precios solidarios”. Ese fue el principio del nuevo rol que lo llevó directamente a ofrecer por Twitter oportunidades revolucionarias.
“Vendo neveras, lavadoras y acondicionadores de aire. También te vendo cocina a gas. ¡Bueno, bonito y barato!”, escribió desde su cuenta de la red social.
“Tremenda lavadora”, presentó “encadenado”, como bromean los venezolanos al hablar de las apariciones continúas del presidente en la red de televisión pública.
Según el gobierno venezolano, ya están a la venta más de 116.000 artículos de línea blanca fabricados por Haier Electric Appliances. Los descuentos van entre el 20 y el 60% y los créditos públicos son a tasas que llegan como máximo a 15% y a pagar en cuatro años.
“Este es un aire capitalista –dijo Chávez en su presentación–. Bah el pobre aire no tiene la culpa”, siguió para explicar que el descuento entre la línea oficial y la que se consigue en una casa de artículos para el hogar llega al 60%.
El nuevo plan se suma a una lista de anuncios que hizo Chávez en esta campaña que terminó ayer, pero que hoy tendrá un show final en la Plaza Venezuela de Caracas. Una lista que tiene como objetivo neutralizar los efectos de la crisis económica sobre su popularidad en caída.
Así, los venezolanos en los próximos días tendrán una nueva tarjeta de crédito para financiar la compra de alimentos, otra para autos económicos a gas y otra para paquetes turísticos para las clases populares. Tan solo en el plan de electrodomésticos el gobierno invertirá 72 millones de dólares e irán destinados al convenio de cooperación firmado con China el 28 de mayo de 2010.
Pero ayer una “marea roja” –el color que identifica a los chavistas– inundó el oeste y el centro de Caracas. A las 9 de la mañana la caravana que llevó por más de cuatro kilómetros a Chávez arrancó desde la Plaza Sucre, en Catia. Una multitud rodeó al “torbellino rojo” que armaba el camión que llevaba al presidente bolivariano y a sus candidatos a la Asamblea Nacional, el organismo legislativo –que en estos días cuenta con mayoría absoluta del chavismo– pero que el domingo puede cambiar de composición.
Ninguna encuesta da un resultado holgado o claro. El gobierno asegura que obtendrá 110 de las 165 bancas en juego y así tendrá la mayoría necesaria para sacar las leyes que lleven al “Socialismo del Siglo XXI”. En estos casi ya doce años se sancionaron más de 150 leyes y aún quedan pendientes las que establecerán las potestades independientes de las comunas, que podrán hasta emitir moneda, lo que constituiría una estructura paralela al Estado, según aseguran los críticos al chavismo. “Eso no es verdad”, decía ayer a Clarín Cerecita Olzurrieta, una contadora de 30 años que estaba en el Calvario, un parque cercano al Palacio de Miraflores y a dónde se estaba acercando Chávez para hablar.
Caracas había amanecido con un sol que borró toda posibilidad de lluvia. Cerecita explicaba que Chávez había dado poder a la gente que nunca lo tuvo. “Hemos aprendido que la felicidad no es de uno, sino que se es feliz si todos lo somos. Pero hay personas que tuvieron el poder antes y que lo quieren recuperar para no compartirlo”.
-¿Y la inflación alta no es un problema? , preguntó Clarín .
-Sí, pero históricamente somos un país hiperinflacionario. Hay especulación y nuestra dependencia de las exportaciones de petróleo no ayuda. Pero ahora estamos empezando a producir otras cosas, explicaba. A su alrededor, la música hacía imposible no moverse. Pero en lugar de esas letras de hombres convencidos que nadie ama o hace sentir como ellos, todo era puro socialismo y revolución. “Somos alegría. Somos mayoría. Somos la gente de Hugo Chávez Frías. Pueblo pa’ la Asamblea”, cantaban. Chávez prometía volver a hacer historia el domingo.
La lluvía caía y pidió una bendición: “Si Dios quiere y la Virgen lo acompaña, el pueblo me pedirá que siga siendo presidente en 2012”, dijo y sonrió para aclarar que él está listo.