Aunque las cifras no son fácilmente comparables debido a que no se tomaron en cuenta los efectos estacionales, todo indica que el pujante vecino ustituyó a Japón como segunda economía mundial, señaló el diario económico nipón "Nikkei".
La economía japonesa continuó creciendo, aunque menos de lo previsto por los expertos. Según las cifras del gobierno, el PBI creció a un ritmo anualizado de sólo un 0,4 por ciento debido a la caída en las exportaciones y al débil consumo privado.
En comparación con el trimestre anterior el PBI creció de abril a junio en un 0,1 por ciento. La actual evolución es también un reflejo de que las medidas gubernamentales para estimular la economía empiezan a perder fuerza.
En el primer trimestre del año el crecimiento económico había sido aún de un 4,4 por ciento, un trimestre antes se había registrado un
4,1 por ciento. "Creo que las últimas cifras muestran que la economía creció constantemente", fue la interpretación del ministro de Economía y Política Fiscal, Satoshi Arai.
El ministro advirtió, sin embargo, de posibles riesgos para la economía japonesa, que depende fuertemente de las exportaciones, debido a la inestable coyuntura económica en los Estados Unidos y en Europa. La economía nipona sigue además registrando una deflación, con una permanente caída de los precios.
La deflación tiene consecuencias negativas en la evolución económica, ya que hace retroceder los precios y las ganancias de las empresas, que como consecuencia dejan de invertir y recortan empleos.
Los consumidores, por su parte, dejan de comprar, algo que impulsa aún más la caída de los precios.
La débil evolución del PBI podría hacer subir ahora la presión sobre el gobierno para que apruebe nuevas medidas coyunturales. Además, el banco central podría verse forzado a flexibilizar aún más la política monetaria.
El consumo interno, que representa un 60 por ciento del PBI japonés, subió sólo un 0,03 por ciento en el segundo trimestre en comparación con los tres meses anteriores. En ese periodo habían subido todavía en un 0,5 por ciento.
Otro indicio de la caída de la demanda interna fueron las inversiones empresariales, que subieron solo en un 0,5 por ciento.
Las cifras confirman una vez la fuerte dependencia de la economía nipona de la exportaciones. Las ventas al extranjero subieron en un 5,9 por ciento, sobre todo gracias a la demanda en Europa.
El incremento había sido, sin embargo, mayor el mes pasado, cuando alcanzó un 7,0 por ciento. El motivo del retroceso es la debilitación de la coyuntura en China, el mayor comprador de productos japoneses.
La demanda externa hizo crecer el PBI nipón en 0,3 puntos porcentuales, mientras la débil demanda interna lo hizo retroceder 0,2 puntos porcentuales.