"No queremos más que igualdad", dijo Giacinto Boulos Marcuzzo, obispo auxiliar y vicario patriarcal para Israel, uno de los líderes religiosos que acudió a la convocatoria, en la que también estuvieron presentes los principales dirigentes políticos de la minoría palestina israelí.
Pese a que las autoridades de Israel se describen como parte de un "Estado judío", más de 20% de la población son palestinos, entre los cuales una porción importante son cristianos.
En Israel operan 47 escuelas cristianas, a las que acuden más de 33.000 niños palestinos, tanto cristianos como musulmanes, repartidos desde preescolar hasta educación secundaria, con más de 3.000 docentes.
Las escuelas cristianas demandan en su conjunto unos 51 millones de dólares de financiación pública, cuando en la práctica reciben alrededor de 25,5 millones de dólares, según informó la agencia de noticias EFE.
Además, ninguna de estas instituciones educativas es incluida en proyectos de incentivación y excelencia educativa que dan acceso a mayores presupuestos públicas.
Sus profesores tampoco son elegibles para los cursos de capacitación y perfeccionamiento que promociona el Estado israelí, que es definido por sus propios dirigentes como un Estado judío.
Hace dos semanas, el ministro de Educación israelí, el ultranacionalista y ortodoxo Naftali Bennett, se reunió con la Secretaría General de Escuelas Cristianas en un encuentro patrocinado por el presidente de la nación, Reuven Rivlin, y defendido por las autoridades cristianas como una forma de "detener el ataque" del gobierno.
Una semana después venció el plazo dado a Bennett para ofrecer una respuesta a las denuncias y los reclamos de las autoridades de las instituciones educativas cristianas.
Aiman Odeh, líder de la Lista Árabe Unida, que representa al colectivo palestino con 14 bancas en el Parlamento, aseguró que su presencia y la de otros diputados no es mera "solidaridad".
"No estoy aquí en solidaridad con las escuelas cristianas, estoy aquí porque son parte de nosotros", afirmó entre los aplausos de una multitud que portaba carteles en diferentes idiomas que rezaban: "No queremos quedarnos en casa", "Somos israelíes" o "Igualdad para todos".
Fuente: Télam