"Ya están todos habituados a los horarios de convento", afirma bromeando el sacerdote Angelo, responsable de la sacristía del templo, en declaraciones al diario La Repubblica.
Los nuevos habitantes de la basílica, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, recogen sus pertenencias antes de las siete de la mañana, horario de la primera misa, y pasan la mayor parte del día refugiados en la nave izquierda de la iglesia.
La peor crisis que ha vivido Italia luego de la hambruna padecida después de la Segunda Guerra Mundial y los planes de austeridad neoliberales para superarla ha duplicado la desocupación, que abarca a más del 40% de los jóvenes, y elevado la pobreza al 26% en las zonas más desprotegidas.
Los actuales ocupantes de la basílica donde descansan entre otros Clemente VIII, Pablo V y Pí­o V habían sido desalojados el pasado 3 de junio del edificio Torre Spaccata, al sur de Roma, que ocupaban desde el 7 de abril, y el 4 de junio llegaron al templo.
"La Basílica empieza a sentir el peso de esta presencia. Son buenas personas, por caridad, no hay nada que temer. Pero no tenemos una sala parroquial o un espacio donde alojarlos. Este es un lugar de culto que por la noche se transforma en un dormitorio", explica el sacerdote Angelo.
Los asistentes sociales de la ciudad han propuesto trasladar a las mujeres y los niños a algunas casas de familia, pero esto supondría separarlos de sus respectivos padres y maridos, posibilidad que rechazan.
"Hasta hace dos días nadie del Ayuntamiento había movido un dedo por resolver el problema. Es una vergüenza", dice Omero.
Entre tanto, la Basílica de Santa María Mayor se prepara para la procesión del Corpus Domini del próximo 19 de junio, a la que acudirá el papa Francisco.
Fuente: Télam