"Ningún país es tan poderoso como para cambiar los hechos, incluso cuando piensa que lo es", dijo Kagame en una ceremonia que fue transmitida por la web oficial de la conmemoración del genocidio, según informó la agencia de noticias EFE.
Francia no estuvo presente, tras cancelar ayer su asistencia a la ceremonia en la que Kagame también responsabilizó a "oficiales belgas y a la Iglesia Católica" de instaurar una organización política en el país responsable del odio étnico que desencadenó la matanza.
"Los hechos son testarudos", puntualizó en francés el mandatario luego de haber pronunciado en ingles el resto de su discurso, ante miles de ruandeses y un dí­a después de que su Ejecutivo cargara contra París, aliado del Gobierno hutu en el poder en 1994, y lo responsabilizara de tener un "papel directo en la preparación del genocidio".
En varios tramos del discurso, realizado ante miles de ruandeses y líderes internacionales reunidos en el día nacional de luto, en el Tutsi Amahoro Stadium de Kigali -donde 12.000 personas se refugiaron durante la matanza ocurrida hace veinte años-, el mandatario criticó la herencia de la colonización europea.
"El legado más devastador del control europeo en Ruanda fue la transformación de las distinciones sociales. Fuimos clasificados, de acuerdo con un marco inventado en otro lugar", lamentó.
El genocidio fue liderado por la mayoría hutu contra la antigua oligarquía de la época colonial, los tutsis
La diferenciación social entre los grupos hutu y tutsi durante la colonización belga se encuentra en el origen del enfrentamiento étnico que desembocó en la matanza, principalmente de tutsis.
Presente en la ceremonia, el secretario general de ONU, Ban Ki-moon, aseguró que ese organismo "pudo" y "debió" haber hecho "mucho más" en Ruanda para impedir el genocidio.
El secretario general se felicitó, sin embargo, de que Ruanda haya "demostrado al mundo que la transformación es posible".
Por su parte, la presidenta de la comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini Zuma, emplazó a "no permitir nunca más a ningún grupo justificar la exclusión y el genocidio" y aseguró a los africanos que "la diversidad es nuestra fuerza y debemos construir sociedades incluyentes donde nadie se sienta marginado".
La ceremonia se celebró en presencia de familiares de las víctimas procedentes de todo el país y representantes gubernamentales de numerosas naciones.
Las intervenciones de los mandatarios comenzaron tras guardar un minuto de silencio por los fallecidos, y estuvieron precedidas por una coreografía que homenajeó a las víctimas.
El conflicto estalló el 6 de abril de 1994 con el asesinato del entonces presidente ruandés, Juvenal Habyarimana, aunque existían indicios claros de la situación que se estaba gestando desde meses antes.
Al día siguiente, diez "cascos azules" belgas que protegían a la primera ministra, Agathe Uwilingiyimana, fueron asesinados junto con la dirigente, lo que llevó a Bruselas a ordenar la retirada de su contingente.
La matanza que siguió terminaría con la vida de unas 800.000 personas en poco más de tres meses, la mayoría de ellos de la etnia tutsi, asesinadas a machetazos por extremistas de la etnia hutu.
Fuente: Télam