La negativa de decenas de policías de seguir las órdenes de Bratton dejó en evidencia la creciente crisis entre el alcalde de Nueva York y los sindicatos de Policía
No fue un gesto multitudinario, como sí sucedió en el funeral de Rafael Ramos, el otro policía asesinado a sangre fría por el afroamericano Ismaaiyl Brinsley, pero volvió a ser la imagen de la ceremonia, algo que el jefe del Departamento de Policía de Nueva York, William Bratton, había querido evitar mediante un comunicado interno a sus subalternos.
Bratton había advertido en vano que "el funeral de un héroe es un momento de aflicción, no de queja" y que, "cuando visten el uniforme de este departamento, se comprometen con la tradición, el honor y la decencia que conlleva", según informó la agencia de noticias EFE.
La negativa de decenas de policías de seguir las órdenes de Bratton dejó en evidencia la creciente crisis entre el alcalde de Nueva York y los sindicatos de Policía.
Según los sindicatos, las declaraciones de De Blasio sobre la brutalidad policial, especialmente contra la población negra, favoreció el clima de crispación que llevó a Brinsley a asesinar a los dos policías en venganza por la muerte de Eric Garner y Michael Brown.
El asesinato de Garner y Brown, dos hombres negros que murieron a manos de policías blancos, pese a estar desarmados, provocó una ola de protestas en todo el país contra la brutalidad policial y las políticas discriminatorias de las fuerzas de seguridad.
Consciente de esta delicada situación, De Blasio, además de señalar la trayectoria ejemplar de Liu, de 32 años, llamó a recuperar el espíritu de conciliación y armonía que caracteriza a una de las ciudades más cosmopolitas del mundo.
"Siempre hubo momentos en el que esa armonía fue retada. En las últimas semanas sucedió así", dijo De Blasio.
La ceremonia, aplazada hasta hoy para que llegaran los familiares de Liu desde China, comenzó a las 11 de la mañana (13 hora argentina) y pese al frío y la lluvia miles de policías llegaron de toda la ciudad y de las afueras para demostrar su espíritu corporativo.
No participaron, en cambio, ni el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, ni el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, quien canceló su asistencia a causa de la reciente muerte de su padre, Mario Cuomo.
Sí fue el director del FBI, James Comey, quien en su discurso inaugural recordó que 115 policías fueron asesinados en el último año, lo que describió como un "impactante aumento respecto a 2013".
Fuente: Télam