"La agresión de Rusia y las luchas en el este de Ucrania son una clara amenaza a la paz en Europa", dijo, y recordó que el anterior alto el fuego no fue respetado, acusando implícitamente a Rusia por ese fracaso, según difundió la agencia de noticias EFE.
Tusk hizo revivir la Guerra Fría entre la URSS y Occidente al agregar que el interés en el tema ucraniano "a largo plazo tiene que ver con toda la geopolí­tica en Europa después de 1989", fecha de la caí­da del muro de Berlí­n.
Apenas aterrizado en Bruselas tras su viaje directo desde Minsk, el presidente de Francia, Francois Hollande, cuestionó todo exceso de esperanza en que haya un real "éxito duradero", y agregó que "vamos a continuar estando vigilantes, ejerciendo presión y a seguir los compromisos que han sido acordados".
De todos modos, aunque cree que lo definitorio serán las próximas horas, Hollande aclaró que en su opinión el "acuerdo es ... más que un rayo de esperanza". Optimista, concluyó: "Hemos comenzado ya este proceso y creo que estamos en el buen camino".
Angela Merkel, que hizo el mismo viaje que Hollande, se pronunció en lí­nea similar y reiteró la idea del "rayo de esperanza" que "intentaremos aprovechar".
Altisonantes fueron las declaraciones del primer ministro británico, David Cameron, quien al arribar a la capital belga advirtió que "debemos ser claros con Putin y decirle que si no cambia su comportamiento, las acciones que tenemos en marcha no serán modificadas".
Pero la jefe de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, propondrá hoy a los lí­deres europeos que la UE adopte "medidas concretas" para vigilar y respaldar el cumplimiento del acuerdo y descartó que se vayan a discutir más sanciones, sino "medidas positivas" que permitan afianzar lo logrado.
También fue más optimista el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para quien el acuerdo de Minsk son "excelentes noticias", y comentó que hoy se reunirá con el presidente ucraniano, Petro Poroshenko.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, se limitó a observar desde Moscú que su país buscará con la máxima actividad "la más pronta terminación de la guerra, el retiro del armamento pesado, la solución de los problemas humanitarios y", diferenciándose de la UE, "la obtención de un diálogo polí­tico estable entre Kiev y el Donbass".
Por su parte, y en un comunicado, la Casa Blanca expresó su beneplácito ante los nuevos acuerdos, que considera "un paso potencialmente significativo hacia la solución pací­fica del conflicto", así­ como "una restauración de la soberaní­a ucraniana compatible con los acuerdos de Minsk de setiembre último".
China, a través de un comunicado de Hua Chungying, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, consideró que el acuerdo "aliviará la tensión en Ucrania oriental" y espera que "las partes interesadas ... restauren en fecha próxima la paz y tranquilidad de Ucrania".
Las negociaciones de Minsk pudieron realizarse gracias al presidente de Francia, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, que en una acción diplomática relámpago pasaron por Kiev, Moscú, Minsk y Washington después de que Rusia advirtiera que consideraba una agresión y respondería si Estados Unidos, como sugirió, pertrechaba a Ucrania.
Hollande llegó a advertir entonces sobre el peligro de una "guerra total".
Fuente: Télam
