Entre los delitos que se le imputan, según la orden, están los de "homicidio voluntario, conspiración contra la seguridad de Estado, secuestro de personas, adhesión a grupo terrorista, participación en entrenamientos para realizar actividades terroristas y actividad de reclutamiento", entre otros.
El único detalle que hasta ahora lograron conocer los investigadores, es que al marroquí se le había entregado una orden de expulsión emitida por el jefe de policía de Agrigento (Sicilia) después de que hubiera desembarcado el 17 de febrero en Porto Empedocle.
Hasta allí llegó tras ser rescatado cuando viajaba junto con otros 90 inmigrantes indocumentados en una barcaza en el Canal de Sicilia, informó la agencia EFE.
Desde ese momento, la policía italiana desconoce los movimientos del marroquí, a quien las autoridades tunecinas acusan de ser uno de los organizadores del atentado, así como participar directamente en el ataque en el que murieron 24 personas.
También se desconoce cómo salió y volvió a entrar ilegalmente a Italia después de cometer el atentado, aunque la policía italiana lo está investigando y comunicó que se ha confiscado material en la casa donde fue detenido.
Las investigaciones concluyeron tras varios días de seguimientos en que Toul Abdel Majid se encontraba en la localidad de Gaggiano, en la casa donde vive también su madre y dos hermanos.
Sobre su familia, la policía italiana explicó que los dos hermanos y la madre, que trabaja como cuidadora de ancianos, se encuentran legalmente en el país.
El pasado 18 de marzo, dos hombres armados con fusiles kalashnikov atacaron el museo del Bardo en Túnez asesinando a 24 personas, hiriendo a otras 42 y siendo ellos mismos posteriormente abatidos.
El lugar es uno de los más concurridos de Túnez por los turistas y la prueba fue que los muertos eran de nacionalidad sudafricana, polaca, italiana, alemana y española.
Los asaltantes habían intentado atacar primero -vestidos con uniformes militares- el Parlamento de Túnez, donde los legisladores
debatían una reforma de la ley antiterrorista, y tras un tiroteo se refugiaron en el Museo del Bardo, donde ocurrió la tragedia.
Paralelamente, la responsable de comunicaciones del partido opositor Forza Italia, Deborah Bergamini, pidió la comparecencia urgente del Gobierno en el Parlamento para explicar los detalles de este caso, después de las noticias de que presuntos terroristas llegarían a Europa infiltrados entre los inmigrantes.
"En los últimos meses hemos asistido a declaraciones y desmentidas por parte del Gobierno sobre el riesgo de que llegasen al país terroristas infiltrados en los barcos de inmigrantes y hoy hemos sabido que este chico llegó a Italia en una de estas barcazas y vivió en el país de manera ilegal", criticó Bergamini.
La advertencia apuntó directamente al ministro de Interior italiano, Angelino Alfano, quien días atrás explicó que no se tenía prueba alguna de la llegada de extremistas infiltrados en los barcos que salen desde las costas de Libia.
Alfano respondía, así, a las declaraciones de un miembro del Gobierno libio que aseguraba que el Estado Islámico (EI) mantenía acuerdos con los traficantes para incluir a sus milicianos en las barcazas que zarpaban hacia las costas italianas.
Fuente: Télam